De viaje

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Nota: En el multimedia podéis oír el poema recitado

Cómo nos esforzamos, hasta enseñarnos los dientes,

en un obligado y tiránico viaje,

mientras trazamos gigantescos círculos

en la negrura punteada de luces lejanas y curiosas,

solo para tornar,

después de todas las obsesivas y voluptuosas estaciones,

al mismo punto de esa estúpida órbita.

Más cerca de los días,

aquí también regreso,

pero nuestra casa la arrastró el océano.

No hay un cómodo lecho sentimental donde acunarse,

nada que no penda sobre las olas del vacío,

nada que no flote como una zarandeada hoja de otoño.

Soportamos la honda congoja de saber

que aquellos lugares iluminados en otro tiempo,

están ya deshabitados y fríos,

disueltos en lo oscuro,

una vuelta destinada a la ruina y a la indiferencia.

Se siente absurdo ir cargados de equipaje,

tiernos bultos dignos de piedad

llenando nuestras manos

que no saben dónde sacrificarlos,

a qué vientos ofrecerlos

o si deberíamos abandonarlos

igual que a un niño expósito en cualquier acera.

No encontramos ningún punto cardinal al que volver

y no vemos el faro que marca

la radiante costa de los abrazos.

Todavía seguimos lejos,

bordeando siempre las orillas del desarraigo.

Costa de los AbrazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora