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-¿Chico tienes miedo?- Niego.- Deberías- menciona sonriendo mostrando sus relucientes dientes blancos.

-Puedes dejarme de llamarme chico- él niega y yo me cruzó de brazos parado en la mitad del dormitorio. Mientras él sé sienta en la inmensa cama oscura.

-Acerca te- dice tendiendome su mano.

Sinceramente no se porque sigo todo lo que él me dice, tiene un encantó embaucador aunque me doi cuenta hago lo que me pide. Llamenme tonto.

-¿Te gustó?- niego y el se carcajea de mi vaga respuesta- Si estas tan seguro dilo. Quiero escuchar de tus hermosos labios rosados tú respuesta, chico es muy simple.

Cuando le voy a dar la respuesta él se levanta de la cama, sólo me lleva unos cuantos centímetros de altura y se ve enorme. Agarra mi cintura con sus grandes manos y la aprieta acercándonos más aún como si fuera posible, su suave respiración se mezcla en a piel de mi cuello expuesto esperando un simple roce de sus labios.

-Dímelo.- roza sus dientes por mi cuello que en estos momentos está a otra temperatura como todo mi cuerpo.

Sin pensarlo le digo la verdad.

-Me gustas- no tengo tiempo de meditar mis palabras cuando el me tira a la cómoda cama y se sube encima mía diciendo las siguientes palabras.

-Tú a mí me calientas- no fueron las palabras que quería escuchar tal vez demasiado rápido.

Me atreví a preguntar solo una cosa que me podía detener.

-Espera un momento, ¿tienes pareja o alguna relación?- preguntó a punto de que me de un paró cardíaco.

-No soy de relaciones, pero estoy libre y ¿tú Damián?.

Ignoro el hecho de que por fin me allá llamado por mi nombre y me centró en que esta libre y me preocupó de que no le van las relaciones estables.

Tal vez debería de haber parado todo en este precisó momento, pero algo en mí no podía.

-No tengo- respondo.

Es en aquel preciso instante en el que mundo se paró y sólo estábamos nosotros dos porque me besó profundamente y sentí como un zoo alborotado se estuviera moviendo en mi vientre.

Un besó lo dice todo y para mi lo fue todo.

Paramos para poder respirar.

Si tendría que definir con una palabra aquel besó sería increíble.

Me mira intensamente, me sonrojo. Decide acariciar mi rostro y me da un besó en la nariz.

Me da la vuelta quedando yo encima, pongo todo mi peso en su cuerpo él no se queja sino que me abraza a un más.

Coge su teléfono de la mesilla d noche, teclea algo que no veo y me dice: -Toma pon tú número.

Lo cojo y pongo mi número le doy el teléfono vuelve a teclear algo y es ahí cuando preguntó: -¿Con qué nombre me agregaste?

No me responde simplemente me lo enseña.

Mi juguete.

No me gusta, me estoy enfadadando no soy el juguete de nadie.

Estoy dispuesto a levantarme cuando el nos vuelve a girar.

-NO SOY EL JUGUETE DE NADIE Y MENOS DE UN CAPULLO, DEJAME IRME- le gritó colerico no se como nadie nos a escuchado.

-Calmate, si te gustó y tu me pones eres mi chico mi juguete.- dice basándome salvajemente y yo como tonto recibo gustoso su cálida lengua enroscada con la mía le sigo el besó como puedo hasta que me quedo sin aire y el sigue invadiendo todo mi espacio bucal. Le doy un empujón para que entienda el para Edward me sube la camisa hasta el pecho. Lame mi ombligo hasta arriba y vuelve a bajar y subir dejando un reguero de saliva cálida dejando pequeñas mordidas que a la mañana siguiente se convertirán en pequeños morados.

Baja mi camisa sonriente.

-Tenemos que bajar a pasado media hora.

Eres tú, nadie más que tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora