~6~

27 5 0
                                    

Ayer arreglamos toda la casa increíble, y hoy toca la famosa cena.

Estoy ayudando a vestir a Lana, pero la niña no se decide en estas cosas es muy indecisa no es que vayamos a ir a una cena de gala o a los premios Nobel.

-Dami, ¿cuál prefieres?- dice señalando los dos vestidos que están encima de la cama si y eso después de descartar seis vestidos.

-Lana, me gusta el vestido blanco con flores- le digo ya impaciente.

-Vale, entonces me cojo el vestido rojo y el lazo de flores blancas- me dice.

Y yo me quedó impactado, para que me pide que le ayude si después ni me hace caso, Dios ayúdame un día de estos terminó muerto. Ella sonríe tiernamente derritiendo mi corazón.

-Lana me voy a mi habitación a vestirme.

-Para te, Papa dijo informal eso quiere decir que es formal. Mejor arreglarte bien y no te pongas vaqueros.

-No me voy a poner traje- digo tajante.

-Eso lo veremos.

Cuarenta minutos después me miró al espejo con un traje azul marino y zapatos negros.

-Lana esto es demasiado.

-Claro que no, déjame poner..te la cor...bata.

La miró espantado, esta me quiere estrangular.

-Por mucho que te quiera no voy a dejar que me estrngules- le digo tocando mi hermoso cuello. Me mira mal

-¿Quién crees que soy?- me fulmina con la mirada.

-Mi hermana a la que conozco muy bien, además no sabes ni poner una corbata.- le digo evitando su mirada cada vez frunce más el ceño, si la miradas matasen yo ya estaría tres metros bajo tierra.

Me saca la lengua sale del cuarto mientras grita a papá.

-¡PAPI DAMI NO QUIERE PONERSE LA CORBATA! ¡PAPÁ!- grita a todo pulmón Lana.

Ojalá que se quedé afónico, Dios sabe que la quiero pero cuando se pone así de pesada no hay quien le aguante, estoy cien por cien seguro que padre la intentará evitar.

Decido tirar la corbata y el chaleco a la cama, me siento oprimido no puedo. Quitó los tres primeros botones de mi camisa de seda blanca, despeino mi pelo y me siento mejor.

Bajo por las escaleras y veo una escena graciosa Lana arrastrando bueno intentando arrastrar a papá aunque es el que se deja.

-Hijo no hagas caso a tu hermana y ponte lo que quieras- dice riéndose.

Lana infla sus mofletes como cuando tenía seis añitos, en ese momento se veía súper tierna, pero ahora con diez años que sabe manipular a cualquiera a su antojo no tanto.

Le sacó la lengua y se lanza hacia mi, maldita bestia.

-Ya basta Damián y Lana compórtense- nos regaña padre.

Ambos dejamos de hacer lo que estábamos haciendo inmediatamente, me agachó a la altura de Lana y le doy un beso en la frente y ella a mi en la nariz, es una forma rara de pedir disculpas lo sé, pero es nuestra forma. La quiero mucho.

-¡Chicos nos vamos!- dice animadamente papá está más bipolar que de costumbre, en general la familia lo es en sí.

Eres tú, nadie más que tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora