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Pasaron días y el castaño aun no iba a la pastelería por lo que empezó a asustarme más y más, no podía esperar a que fuera debía buscarlo aunque pareciera una loca. Y si estaba en problemas y podría ser yo quien lo ayudará?

Maldición Félix tenia razón.
Quería ayudarlo, arreglar la situación.

Me levanté de mi cama directo al baño, para ir a trabajar. Me duché rápido y me puse una falda por encima de las rodillas ésta tenia como faralados, puse una camisa blanca encima y unas botas.

Esta vez no había nadie preparando el desayuno y yo no tenia tiempo de estar haciéndolo, por lo que tomé solo una manzana la cual me comería camino al trabajo.

Llegué y mi jefe estaba abriendo, entré como de costumbre a poner mi delantal y empezar a limpiar un poco, limpiando las mesas, poniendo los libros en su lugar, barriendo, poniendo todo en su lugar en el mostrador, luego empezaron a llegar varios clientes.

La mayoría de la clientela son jóvenes que van de paso a sus institutos, trabajadores que pasan para llevarse bebidas energéticas, empresarios, y de vez en cuando algunas parejas y algunas ancianitas, y el chico castaño que solo iba a leer y parecía relajarse como si fuera a la tienda a buscar un poco de paz.

Pasaron algunas horas y aún no llegaba, debo dejar de pensar en él por mi bien...
Ya son las 11 falta una hora para cerrar la pastelería, dudo mucho que venga, solía venir a las 08 y más tardar a las 09.

Hasta que un chico sonriente entró por esa puerta, directo a sentarse en una mesa de dos, vestido jodidamente sexy con pantalones negros ajustados, zapatos deportivos negros con blanco y una sudadera negra, no se como pero con ese atuendo deportivo lograba verse tan tan.... Hermoso... En él... Mi chico castaño... Era mio no me importaba si tenia novia. No me importa.

Haría un plan para ir a hablar con él, parecía Doctor Strange viendo 14 millones de finales para hablarle.. Solo 1 resultaba. Entre ellos estaba, caerme camino allá, me interrumpieran y se fuera, decir algo que lo molestara... Que caiga un meteorito...

No podía esperar, cuando miré hacia su mesa, me encontré con una sorpresa él me estaba mirando, y no apenas lo miré él no pudo evitar sonreír. Bajó su libro y me hizo señas de que fuera por primera vez me pediría algo..

Caminé hasta allá con mucho miedo, miedo de que algo saliera mal, miedo de que me tropezará... Miedo...

-Hola, Bienvenido a Paradise ¿Que puedo hacer por ti? .-Dije sonriendo-.

-Sentarte conmigo mientras tomamos una malteada.-Dijo sonriendo con su hermosa sonrisa-.

¿Que? ¿Esto esta pasando? Mi chico me está invitando a tomar malteada con él, no puedo creerlo y justo ahora que no puedo.

-Emm... Ahora no puedo, me encantaría pero.. Estoy en horario de trabajo  lo siento.-Dije mientras bajé mi cabeza-.

-Entonces para otro momento será.-Dijo sin dejar de sonreír.- por ahora solo quiero una porción de Helado sobre Brownie. Con sirope de chocolate por favor.

-Ya se la traigo señor..

-¿Señor? Apenas tengo 21 no me pongas viejo, Chris bastará.-Dijo volviendo a leer-.

Chris...

Fui a buscar brownie al horno, saqué una porción enorme para Chris, luego fui por el helado, mayormente se coloca helado de chocolate o de Vainilla, como no sabía de que lo comería puse de ambos.

Fui a su mesa y dejé el plato, que recibió con una sonrisa enorme, luego me retiré y quede en el mostrador solo quedaba él y yo. Y claro mi jefe, fui a donde estaba Ross ya que me estaba llamando.

-Cariño, puedes sentarte con el chico adelante todo el tiempo que necesites, este día cerraré a las 04 ya que debo hacer unos papeleos aquí dentro, claro ya no recibiremos clientes, pero puedes quedarte a hablar..-Dijo haciéndome un gran favor, era como si me leyera la mente-.

-Gracias jefe Gracias.

Salí de la oficina y fui a quitarme mi delantal quedando con mi ropa normal, fui con mi enorme sonrisa a el asiento de Chris y allá estaba esperándome con una gran sonrisa, no había comido casi parecía esperarme.

Fui lentamente no quería parecer desesperada la verdad fui con calma.

-Que tal, podemos quedarnos aquí a hablar...

-Perfecto.

-Cuentame Chris, ¿Por qué no puedo dejar de sonreír?.-Dije recordando el otro día-.

-Ah pensé que no lo recordarias..

-¿Como no? Me tenias preocupada después de ese día ya no venias más.

-Si, lo siento, problemas familiares...

-No lo sientas... No tienes la culpa... Y? No responderás mi pregunta?

-Claro, dije eso porque sonríes muy hermoso, tu eres hermosa.-Dijo ruborizándose-.

Sentía como mi cara ardía en ese momento.

-Pero estabas con aire nostálgico, estabas bien?

-No, no lo estaba.. No lo estoy..

-¿Por qué? Puedes contarme.. Si quieres..

-No lo sé..

-Si, tranquilo, demonios no se que me pasaba disculpa no quería ser entrometida, mejor me voy.-Dije levantandome-.

-No lo hagas por favor..-Dijo tomando mi brazo-.

-¿Por qué?

-De verdad quiero hablar contigo.

-Esta bien-Dije Volviéndome a sentar-.

-Bueno... Primero promete que no dirás nada.-dijo un poco nervioso-.

-Lo prometo Chris.

Estaba apunto de saber porque tan triste esos dias ojala no sea nada malo..

-Bien, emm.. Todos los días venia con ojos hinchados y triste. Otros venia súper feliz.
Mi padre.. No soy lo que mi padre esperaba... Él... Me agrede aveces y me insulta... He pensado en acabar con mi vida muchas veces y así no seria un estorbo para todos. Estoy cansada de que me insulte, de que me avergüence con mis amigos,  y éstos me lastimen.  Pero descubrí este lugar y me dio esperanza, no solo el lugar, también la hermosa chica que trabaja aquí que siempre le sonríe a los demás. Por eso jamás dejes de sonreír...

Joder, este chico es más hermoso de lo que pensaba, estaba hablando de mi, no puede ser. Pero... ¿Acabar con su vida? Estaba por perder a mi príncipe azul y no me di cuenta.

-No tengo palabras.. Sabia que algo andaba mal contigo, por qué no le hablas a la policía? Esta mal que tu padre te agreda y cause pensamientos suicidas en ti. Jamás vuelvas a pensar en ello, porque... Eres hermoso,Dios jamás había visto alguien como tu, tu me hacías venir a trabajar todos los dias, cuando quieras acabar con tu vida, piensa en mi, porque si tu lo haces yo también.-Dije tomando su mano-. Tú saltas yo salto.-susurré-. Puedo ver que eres una buena persona.

-Tú saltas yo salto...

-Si.

-Eres más perfecta de lo que pensé..

-Tu eres más guapo de cerca..
 
Hoy no controlo mis palabras..

tú y solo tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora