Sustos

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—Bien, definitivamente no hay mejor noche que esta. —Se dijo a si mismo Japón mirando con una sonrisa entusiasmada la caída del sol.

Hace unos días navegando por internet se encontró con un articulo interesante; las instrucciones de un juego bastante tétrico. No lo había jugado antes y siendo el aficionado al terror que era se dispuso a realizarlo. Y claro, tenia que ser la noche de Halloween.

Antes de jugar debía de tomar algunas precauciones así que dejó a Tama y a Pochi al cuidado de una amable anciana vecina suya. No quería que algo saliera mal y sus mascotas resultaran heridas.

Luego se dedicó a escoger el peluche indicado. Un tierno osito antropomórfico fue su elección. Luego corto sus uñas, busco hilo rojo, arroz, sake, un cuchillo entre otros.

Espero a que hubieran pasado unas horas desde la madrugada para empezar con los preparativos. Abrió el peluche para sacarle el relleno y ponerle arroz y sus uñas en cambio, lo cosió con el hilo y enrolló sus extremidades.

Llenó la bañera y vertió un poco de sake en ella.

—¿Qué nombre debería ponerte? —Sostuvo el peluche maltratado mirándolo con gesto pensativo. Sus ojos se iluminaron al ocurrirsele algo. —Yuno.

Apagó todas las luces de su casa dejando solo la televisión con estatica encendida. Regresó al baño con el corazón latiendole por la emocion. Realmente le gustaba ese tipo de juegos.

Se metió en la bañera mojando sus pies y acto seguido recitó tres veces:

—Yuno sera la primera. —La tiró al agua y fue a otra habitación. Luego de unos minutos regresó y la tomó de vuelta. —¡Te encontre! —Y con el cuchillo la apuñaló para despues repetir otras tres veces: Yuno es tu turno.

Ya había empezado el juego, arrojó el peluche con todo y cuchillo y corrió hacia el armario de su habitación que sería su escondite.

Unos minutos pasaron sin escucharse nada mas que la televisión. Japón empezó a temer haberse equivocado en algún paso.

"Tal vez si debí poner un poco de mi sangre" El nexo con el peluche hubiera sido mas fuerte y por ende lo habría encontrado mas rapido.

De pronto se oyeron pasos y el choque de algunos muebles. Japón tembló ligeramente disfrutando de la adrenalina. Su agarre sobre la botella de sake y su katana se afianzo a medida que los pasos se acercaban.

—Japón.

"Esta llamandome, sorprendente" Pensó escuchando atentamente los quejidos del peluche. Por alguna razón sonaba asustado y demasiado familiar.

—Japón. —Volvio a llamar esta vez con un tono chirriante y lastimero. La nacion nipona entrecerró los ojos reconociendo aquella voz. —Japon, ¿Donde estas aru?

"¡China!" Ahogo un jadeo. "¡¿Que esta haciendo aqui?!" Claro que podría ser un truco del espiritu que ahora lo perseguía pero preferia no arriesgarse así que abrió silenciosamente el armario y efectivamente distinguió la sombra de China pasar por la habitación. "¿Que hago?"

No recordaba lo que se debia hacer si alguien ajeno al juego se metia en la casa, pero entendía que podía ser peligroso. Tomó su celular y lo encendió llamando la atención del chino.

—¿Japón? ¿Qué haces ahí aru? —Cuestionó este acercandose, Japón puso su dedo indice sobre sus labios indicándole que haga silencio. Abrió mas las puertas del armario para permitirle al otro entrar.

Era un espacio reducido, ideal para una sola persona pero para dos muy apretado. Japón hizo una mueca cuando la punta de la funda de su espada se clavo en su costado. China apretó sus piernas contra su pecho temblando como si tuviera frío. La luz del celular se había apagado hace unos minutos sumiéndolos en oscuridad y en un silencio interrumpido por las pesadas respiraciones de la nación china.

Los cuentos del conejo en la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora