Capítulo 4: La esposa del Doctor

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Nos encontramos en la TARDIS, me encuentro sentada mientras el Doctor y Rory hablan sobre posible nuevos destinos. Siento una patadita, haciendo que sonriera de inmediatamente, Amy se contagia de alegría.

– Entonces, ¿es un niño?- preguntó emocionada-. ¿Ya tienes un nombre?

– Quiero llamarlo James- le digo emocionada.

– ¿Por qué ese nombre?- me pregunta sorprendida.

– Porque siempre me ha gustado ese nombre- comentó divertida-. Claro, después de Richard.

– ¿Y por qué no le pones Richard?

– Porque así se llama mi hermano. Mi mamá murió, no logró darle un nombre como tal, quería dárselo ya cuando la tuviera en sus brazos.

Escuchamos como algo o alguien tocaba la puerta, los cuatro nos acercamos. Me le quedo viendo a la caja, es imposible que sea de él. Aparte, Gallifrey esta destruido, ¿cómo se supone que está vivo?

–¿Que es eso?- preguntó Rory sorprendido al ver el cubo.

– El Doctor tiene un mensaje- digo preocupada de que sea una trampa.

– Tengo un correo- responde feliz.

El Doctor lleva hasta la consola el mensaje. Los tres subimos detrás de él, esperando a que nos dijera el contenido del mensaje. Al parecer es de un antiguo conocido nuestro, que sabía de nuestras desgracias por culpa de papá, que él, si es que todavía seguía siendo un hombre, junto con Richard, le ayudaron al Doctor para romper todas las barreras.

– Y bien, ¿de quién es?- pregunta Rory con curiosidad.

– Es de un viejo amigo, un hombre extraordinario- contestó feliz de saber que no somos los últimos en este universo-. Por alguna razón no me sorprende- digo contenta-. A lo mejor puede llevarme de regreso a casa con Richard- pienso en voz alta.

– No entiendo como insistes en esto- comenta enojado el Doctor.

– Así como tú insistes coquetear con otra- comentó molesta-. Y no peleemos en frente de ellos.

– Seguiré la llamada- comenta el Doctor-. Es una pedida de auxilio, algo muy raro en él.
Demasiado raro.

El Doctor conecta el cubo, empieza a moverse muy rápido, más de lo normal. No es hasta que llegamos, que se detiene de repente. El aterrizaje no es tan fuerte como en otras ocasiones. El Doctor se levanta para darme la mano.

–  No es necesario que lo hagas- le digo parándome-. Puedo seguir siendo independiente aunque parezca lo contrario.

Los Pond abren la puerta haciendo que salieran. Yo también hago lo mismo, sintiendo cómo se mueve inquieto mi hijo, parece que tiene una mal presentimiento sobre este lugar. Eso hace desde que se empezó a se ir sus movimientos.

– Oye, tranquilo- le comentó tranquilamente mientras pongo mi mano en mi vientre-. Estarás bien. Lo prometo.

Se deja de mover, haciendo que me sintiera más segura y tranquila. A pesar de que Rory me decía que debía de estar sentada y descansando, es imposible no hacerlo. Es inquietante no hacer nada.

Veo a mi alrededor, viendo varias partes de TARDIS aquí. Esto no iba a terminar bien como lo pensamos. Me acerco al Doctor, que al parecer, también se da cuenta que son partes de TARDIS.

– La última vez que vi varias partes de diferentes TARDIS juntas fue una vez que trataste de impresionarme.

– Ni me recuerdes a ese día, que fue de los peores.

Doctor Who (VI) : When a Good Man Goes to WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora