Notas de un corazón roto

Carta a un amor tóxico

Debemos aprender que algunas veces debemos irnos y no volver, dar media vuelta sin mirar atrás, por ti, por mí y por todo el nosotros que quedó reducido a cenizas. Estamos en un punto donde cualquier paso en falso sólo logrará lastimarnos aún más (si es que eso es posible), como si dejarnos ir desmoronara un poco nuestro corazón pero mantenernos convierta nuestra vida en una triste melancolía. Tu existencia llenó mi vida de alegría, iluminó cada pequeño rincón de mi corazón y me hizo más humana, hay mil cosas en las que mejoré gracias a ti, un montón de cosas que hiciste por mí de las que no eres siquiera consciente; tu partida generó un vacío que mi inútil y destruido corazón no quiso soportar. Te buscó un reemplazo de todas las formas que pudo, ocupó mi tiempo, no me permitió pensarte para que no tuvieras la potestad de romperlo aún más. E incluso cuando libraba batallas para recuperarte no estaba en mis cinco sentidos, mi necesidad de recuperarte chocaba con mi instinto de protegerme. Y no supe qué hacer, cuando sentís que de nuevo estaba cerca te volvía a perder. Nuestro problema nunca fue tu inestabilidad o tu falta de convicción sobre tus decisiones; el mayor problema que tuvimos es que yo te permitiera hacer con nosotros lo que quisieras, finalmente, ¿qué podía hacer? ¿Obligarte a quererme como yo te quería a ti? Se me acabaron los métodos, las ideas y la decisión de luchar por nosotros, sigo luchando por ti cada día de mi vida, porque estés bien, por impedir de la forma que pueda que alguien o algo te lastime, porque sé quién eres y sé que mereces más de lo que este mundo terrenal puede darte. Sigo luchando por ti aunque sea una causa perdida, aunque tú lleves tiempo de haberme soltado a mí.