Extra: ¿Por qué tú?

95 38 1
                                    



                                                   Victoria Justice como Inés Oquiñena

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

                                                   Victoria Justice como Inés Oquiñena


                                                               Austin Butler como Marcos Apraiz

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

                                                               Austin Butler como Marcos Apraiz


                                                           Austin Butler como Carlos Apraiz

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

                                                           Austin Butler como Carlos Apraiz



Orígenes de Emma y Fernando:


   —Emma, por favor date prisa—Me dijo mi hermana Inés desde el piso de abajo.

           Mi casa no era demasiado grande, aunque tiene mucho encanto. Y además muchos recuerdos entre sus duras paredes. Mi abuelo la construyó con su padre, y para mí tiene un valor sentimental inmenso. Es el único lugar físico en el que me siento segura y ajena de la situación exterior. Aunque dentro de dos años, probablemente me mude a otra ciudad para estudiar en la Universidad. A decir verdad, desearía con todo mi alma viajar a otro país, incluso quedarme a vivir allí. Aunque eso lo decidiré sobre la marcha.

          —Ya voy Inés, me estoy terminando de vestir—Le contesté soltando un bufido de frustración después de que ella pronunciase algo como: Sí, claro... Conocía demasiado a mi hermana como para no imaginármela poniendo los ojos en blanco y sentándose en el sofá para esperarme.

          —Tenía razón, pero si sigues en pijama. ¿Todavía no sabes qué ponerte?—Dijo apareciendo delante de la puerta de mi habitación, haciéndome caer sobre el colchón de mi cama bastante sorprendida. Al parecer, mi hermana no era tan previsible. De hecho, en ese mismo instante estaba intentando averiguar cómo había subido las escaleras sin hacer ni una gota de ruido—Basta de contemplaciones Emma, te vas a poner éste vaquero y ésta camisa granate, y... déjame ver... éstos botines negros. ¿Qué te parece?

          —Genial Inés, muchas gracias. No sé qué haría sin ti—Le lancé un beso en el aire y me puse a vestir y a maquillar más rápido de lo que podría haberlo hecho en toda mi vida. Ella salió de mi habitación, cerró la puerta con delicadeza y bajó las escaleras con una sonrisa—aunque ella no lo admitiese, siempre la hacía sonreír. Nos queríamos mucho.

          Acababan de empezar las navidades. Me encantaba ésta época del año. Paisaje nevado, luces de colores, estar toda la familia unida, colocar el árbol... Pero éste año era diferente en una cosa. No muy relevante, pero bastante curiosa viniendo de mi hermana. Nunca me había presentado a sus amigos, pero éste año, eso cambió. En realidad solo conocía a Luis, su mejor amigo. Aunque en realidad se ha convertido incluso en parte de la familia. Pero hay que admitir que es bastante atractivo. Cualquier chica se derretiría por él, pero de momento no me encontraba dentro de ése grupo.

          —Ya hemos llegado—Objetó mi hermana frotándose las manos para disminuir el frío. Yo decidí mirar al frente mientras me colocaba los guantes y el gorro de lana.

         Un chico de pelo castaño y ojos verdes me cortó la respiración por completo. Una sonrisa yacía en su rostro, dejando ver una dentadura perfecta que me embelesó el corazón por completo. Nunca antes había creído en el amor a primera vista. Aunque todo eso había cambiado. Su persona me había cautivado desde el primer momento en el que le vi. Aunque no era un sentimiento tan fuerte como para nombrarlo amor. Más bien, se podría decir que era atracción.

          Sus ojos se encontraron con los míos en un acto fugaz. No pude apartarlos hasta que él decidió hacerlo. Me decepcionó bastante, aunque lo entendí perfectamente. No podía pedir que un chico como él, teniendo en cuenta que a su altura, yo parecía una niña, se fijase en mí. Por lo que no le di más vueltas y volví al grupo de chicos y chicas que me miraban con atención. Al principio me sentí intimidada, pero al momento decidí cambiar mi postura por una mucho más segura.

          Erguí la espalda y decidí mostrarme segura, lo cual era totalmente falso en mi interior. Pero no dejé que eso me afectase. Mi hermana comenzó con las presentaciones.

          El primero fue Luis, al que ya conocía de ocasiones anteriores. Por lo que simplemente le mostré una sonrisa de boca cerrada. Él en cambio, mostró toda su dentadura perfecta formando una grandiosa sonrisa y se acercó para darme dos besos en mis mejillas, lo cual hizo que me sonrojara notablemente. Los siguientes fueron dos chicos gemelos. Tenían incluso la misma manera de comportarse. Supongo que los gemelos tienen una conexión especial y única.

          Uno de ellos se acercó, dejando la distancia justa entre nosotros y comenzó a hablar—Hola, soy Marcos y éste es mi hermano Carlos—Éste último se presentó alzando la mano para saludarme. Marcos tenía un lunar por encima de la ceja izquierda. Lo cual cambiaba en el rostro de Carlos, ya que tenía la piel totalmente limpia y pura. Tenía aspecto de ángel, aunque mis dotes de vidente florecieron al intuir que eso no era nada cierto.

          —Hola, soy Emma. Encantada de conoceros—Respondí.

          Después me saludaron tres chicas llamadas Cindy, Clara y Claudia. Aunque a ninguna le agradó mi presencia, por lo que simplemente me sonrieron a modo de presentación, El trío C no me causaba muy buena impresión. Ahora que me doy cuenta coincide con el trío Calavera. Me reí para mis adentros por mi reflexión. Definitivamente, tenía que dejar de poner apodos a la gente que iba conociendo.

          Y por último el chico que me cautivó y cambió drásticamente mi vida. Tenía una inmensa necesidad de saber su nombre.

          Me sonrió con una sonrisa pícara aunque tal vez algo tierna. No tenía ni idea de que esos dos adjetivos pudiesen combinar en una misma frase, pero éste chico no hace más que sorprenderme.

          —Hola, soy Fernando—Me dijo acercándose rompiendo una distancia prudencial para evaluarme con la mirada. Nadie estaba prestando atención a nuestra conversación, por lo que nadie se dio cuenta de lo que pasó a continuación.

          En mi cabeza pronuncié algo como: Madre mía, que nombre tan bonito. Como para olvidarse de él. Lo cual pronuncié en alto sin darme cuenta. Y sin darme tiempo a reaccionar, Fernando me tomó por la cintura atrayéndome hacia él. Una ola en forma de escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

         Apartó un mechón de mi oreja y pegó sus labios a la misma—Tranquila, no lo olvidarás, jamás—Y tras eso me dio un beso cálido y suave en mi mejilla y se marchó metiendo sus manos en los bolsillos de su sudadera como si nada hubiese pasado, dejándome más sorprendida y confusa que nunca. 

Atormentados FracasosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora