Extra: Nuestro encuentro de la infancia

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 LOS ORÍGENES DE G.A.L.E.I.S.:  

 - ¡Hola! - no sabía que otra cosa decir. Casi me chocaba con aquella niña de ojos caramelo y pelo castaño claro, casi rubio, de mi edad.

- ¡Hola!, ¿cómo te llamas? - se la veía que era muy alegre - , yo Ana.

- Emma - sonrío también. No la había visto nunca en mi villa, puede que estuviera de vacaciones aquí.

- ¿Jugamos juntas?, me aburro yo sola. - me preguntó. Yo también estaba sola, así que me alegré de poder divertirme con alguien que no estuviera en mi imaginación.

- ¡Sí! - grité. Nos reímos muy fuerte. Pues mi voz había sonado muy aguda.

Jugamos a un montón de cosas, como el pilla pilla, al escondite... Pero enseguida nos cansamos. Al ser solo dos personas el juego se terminaba muy pronto. Nos sentamos en un banco pensando en que poder hacer. Entonces aparecieron otras cuatro niñas, dos por la derecha y las otras dos por la izquierda. Iban con sus respectivas madres. Eran un poquito más altas que nosotras, pero tenían nuestra edad. Ana y yo nos miramos a los ojos a la vez, y con solo eso, nos entendimos. Hasta ese punto llegaba nuestra amistad, y eso nos acabamos de conocer. Cada una nos fuimos por un lado.

- ¡Hola!, me llamo Emma, ¿y vosotras? - pregunté sin respirar.

- Giselle y Sandra - contestaron a la vez. Eran como dos gotas de agua, por lo que supuse que eran hermanas.

- ¿Queréis jugar con nosotras? - señalé a Ana, que estaba hablando con las otras dos. Como atraídas por la fuerza de un imán giraron sus cabezas hasta mirarse a los ojos. Unos ojos preciosos. Eran azules verdosos. Miré a su madre y vi que los suyos eran marrones, así que deduje que serían los mismos que los de su padre. Luego me volvieron a mirar.

- Vale - contestó simplemente la más rubia, Sandra. Si te fijabas bien sí había diferencias en ellas. Sandra tenía la piel más blanca, era más rubia y extrovertida. En cambio, Giselle, aunque era blanca de piel, tenía un color más oscuro, su pelo era menos claro que el de su hermana, y era tímida.

Las tres juntas nos dirigimos a donde estaba Ana. Las otras dos niñas también accedieron a jugar. Nos presentamos entre todas. Una de las otras dos niñas se llamaba Laura, era tan clara de piel como Sandra, sin embargo su pelo era castaño. Tenía unos ojos miel muy característicos. La otra se llamaba Iraultza, su piel era un poco más oscura y su larga melena oscura brillaba bajo la luz del atardecer junto con sus ojos café. Ambas tenían el mismo carácter que Giselle. Pero en seguida nos llevamos tan bien que su timidez desapareció. Me di cuenta de que todas poseíamos unos colores de iris muy poco comunes. Y eso me alegro aun más, porque eso quería decir que eramos especiales. 

Atormentados FracasosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora