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Sus cuerpos estaban a pocos centímetros uno del otro, y la unión les causaba una sensación cálida pero prohibida, en una tarde normal, descansando de sus responsabilidades

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Sus cuerpos estaban a pocos centímetros uno del otro, y la unión les causaba una sensación cálida pero prohibida, en una tarde normal, descansando de sus responsabilidades.

Veía la televisión junto a Jonathan, cosa rara, pues pocas veces eran las que se veían, después del secuestro, desde aquella, Jonathan se había puesto más sobre protector, cosa que molestaba a Damian.

—Perdón —se disculpó cierto moreno de la nada.

—¿Porqué? —le cuestionó Damian.

—Por no ayudarte aquella vez...

Hubo un silencio en el cual Damian buscó la manera correcta de ignorar el comentario de Jonathan, pero simplemente no pudo.

—Dejemos de mencionar el tema —dijo Damian con una mirada fija y seria.

Jonathan asintió con la cabeza y ambos continuaron viendo la película.

Damian se comenzaba a cansar de ser el salvado, si el era Robin era para salvar a las personas, y no para ser salvado, y aquel hecho lo enfurecía.

La película finalizó, y Damian se aproximaba para quitarla y poner otra, pero fue tomado de la mano por Jonathan, y lo aproximó hasta el con gran fuerza.

—¿Qué mier- —fue interrumpido por Jonathan.

—Sólo... quedate así un rato más —dijo con seriedad en sus palabras.

Damian intentó negarse, pero poco a poco, ambos encontraron la forma correcta y cómoda para estar sentados juntos por un largo rato, y el más bajo cayó por sus sentimientos.

Aquel día fue recordado como la tragedia de Robin, o por lo menos así le gustaba llamarle Dick e incluso a el mismo Damian, pero gracias a aquel suceso, Damian había entrenado más, sin detenerse en ningún momento, nesecitaba superarse a sí mismo aún más.

Y aunque aquel problema había sido cosa de un día (debido a la poca experiencia de Deadman), ninguno lo pudo olvidar durante varios meses, y aún en algunas pláticas, Batman lo solía mencionar, y Dick para fastidiar, por su parte, Damian sólo quería olvidar aquel penoso momento.

Habían pasado meses, y Jonathan aún se arrepentía, apresar de no haber tenido la culpa de nada, el se sentía mal consigo mismo.

Jonathan solía mencionar el tema la pocas veces que se veían, y Damian lo evadía, durante 5 meses fue así.

Y ahora ahí estaban los dos, acurrucados como si de ropa amontonada hablasemos. Sin darse cuenta, los dos terminaron dormidos en aquella pocisión, en medio de la sala de la mansión Wayne, con el riesgo de que se malinterpretase la situación.

Pasaron las horas, y ninguno de ellos quería despertar, pero uno debía ser el primero, y ese fue Jonathan quien al darse cuenta de la situación en la que estaba envuelto, se avergonzó y su cara se puso totalmente roja, decidió abandonar la posición y acomodar a Damian para que éste durmiese con más comodidad.

Jonathan miró la hora que indicaba su teléfono móvil, y aunque no era tan tarde, él ya no tenía nada que hacer ahí, por lo que se fue de la mansión Wayne, dejando así, solo a Damian.

Cuando éste despertó, una sensación de soledad lo invadió, y por un momento, sintió que las lágrimas saldrían apresar de que él lo impidiese.

Se sentía basura, y ni siquiera sabía si era de la reciclable.

¿Desde cuándo su amistad había llegado a tales puntos en los que ya no se sentían completos uno sin el otro?

Damian estaba asustado y se negaba a tener esos sentimientos, pero al final, le dolía haber sido un idiota.

Durante esos cinco meses entre su secuestró y el día narrado, el había sido una mierda de compañero, pues se pasaba todo el día entrenando, e ignorando a Jonathan, desde hace cinco meses que se había dado cuenta de que el amor lo hacía vulnerable, su madre tenía razón en sus palabras, si aquel día no hubiese pensado en el chico de ojos azules, ahora mismo no estaría pasando por aquella vergüenza que llenaba su ser de rabia.

Estaba decidido a acabar con aquellos sentimientos, pero era demasiado doloroso.

Jonathan, por su parte, había notado la indiferencia que le había comenzado a tener desde el día de su secuestro pero intentaba no darle importancia, pese a eso, ver cómo su amistad se fracturaba junto a Damian, le dolía, y todas esas veces que intentó solucionarlo, Damian lo rompía aún más.

Incluso la madre de Jonathan se empezaba a preocupar por las pocas veces que salía su hijo, pues antes eran casi diarias.

Ambos se rompían, y ambos salían igual de lastimados.

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