La tormenta. (2dace fanfic)

Meñique.

Bueno...perdón por la tardanza. Me alegra estar subiendo nuevamente y espero no defraudarlos con esta parte nueva. Quería avisar que utilicé esta instancia del fic para darle un poco más de desarrollo a Ace como personaje ya que tan poco se sabe de él. Aviso también que tomé como referencia la nueva información totalmente canon de que Ace fue actor en sus años de juventud en el show televisivo de las chicas súper poderosas. Habiendo dicho esto, les dejo este capítulo todo para ustedes, espero les guste~

Azul. El primer color que que había visto al despertar era el azul. Si alguien me lo preguntara la respuesta sería simple, incluso tal vez mecánica, más por alguna razón mi cabeza se las ingenió para ponerme las cosas complicadas. Desperté rozando las seis de la mañana, al ser el clima frío el amanecer aún ni siquiera se acercaba. Recordaba todo con claridad si es que pensaba unos minutos ya que aclarar la cabeza luego de haber follado y dormido no era una de mis más grandes habilidades.

De alguna manera me las arreglé para recordar a Stuart durmiendo sobre mi pecho, su respiración era más suave de lo que pensaba que podría llegar a ser y su aura más calmada que la del hombre que hablaba hasta con las piedras o gritaba entre retorcijones y jadeos mientras el disfrute colmaba sus venas. Se me hacía raro recordar la naturalidad con la que le confecé "eres lo que necesito". La necesidad, el amor, siempre fueron sensaciones complicadas para mi. El amor me aterra. Simple y llanamente, no hay nada más que decir. Me aterra, me corroe, me hace sentir como un niño deseando esconderme bajo mis mantas cómo suerte de refugio irrompible. La necesidad me causaba ansiedad, esa clase de ansiedad cuando intentas descubrir que es lo que estás buscando, si es que lo que buscas existe, si es que alguna vez lo perdiste o jamás pudiste conocerlo. Formando parte de Gorillaz y escuchando su música desde hace tanto tiempo pude empezar a ver el amor de una forma distinta, como algo poderoso, y de muchísimas formas diferentes.

Cuando empecé a comprender el amor como algo cambiante, expuesto a una constante metamorfosis es que me di cuenta de que Stuart no era necesariamente la primera vez que había sentido amor en mi vida. Y analizando esto también, tal vez Stuart era la primera vez que había sentido una clase de amor completamente desconocida para mi...

De verdad no me gustaba analizar esto. No me gustaba para nada pero el cuarto empezaba a volverse muy silencioso sin el sonido de mis pensamientos dando vueltas, y por mucho que deseara despertar a Stuart para una ronda más o solo llenarlo de suaves palabras y caricias para su alma, no se podía negar que el hombre necesitaba descanso. Decidí que su respiración tierna no se acelerara, también decidí que sus ojos no miraran el mundo aún, así que inevitablemente la clase de pensamientos que había tratado de evitar durante varios meses ya volvían a mi cabeza.

Saltadilla. Saltadilla y el set. Saltadilla, el set, los chicos...

Los chicos...mi banda...

Snake.

Ahhh...mierda. Snake y sus dientecitos. Snake y sus abrazos. Snake y las veces que nos escabullimos en el set para tomar aerosoles y dibujar la ciudad. Snake y la forma en que sonreía al escuchar la voz de nada más y nada menos que el propio Stuart, allá en esa época donde éramos solo chicos con un corazón adolescente latiendo a mil por segundo, escuchando las viejas entrevistas de Gorillaz en mi trailer, con una manta sobre nuestras cabezas. Snake y sus miedos...Snake y sus lágrimas...Snake y nuestras promesas.

Snake fue claramente la primera persona que amé toda mi vida. Al dejar mis pensamientos correr me di cuenta de que por supuesto no era la clase de...amor...que empezaba a sentir de a poco por Stuart. No. Jamás sentí la necesidad de besar los labios de Snake, mi cuerpo nunca respondió al tenerlo cerca en la forma en la que responde cuando el peliazul pasa la yema de sus dedos por mi espalda, mi rostro, mi intimidad...jamás sentí con Snake los escalofríos que siento cuando fuere que escucho la voz de Stuart, esa amalgama de agudez con sintonía y cariño....mucho dolor, lágrimas...un ruego constante por un poco de amor.