Todos tenemos miedos, y aveces esos miedos nos pueden llevar a nuestra perdición.
Están presentes en nuestro día a día, ocultos en las profundidades de nuestro subconsciente o atrapados detrás en el armario. Miedos comunes, traumas del pasado o enti...
La segunda rociada de gas pimienta llegó y esta vez pusieron el spray más cerca de mi rostro y esta vez el ardor era aun peor.
Por suerte mi suéter absorbía el olor del gas pero no lo suficiente para evitar sentirme asfixiado.
Patada tras patada, golpe tras golpe, los policías parecían desahogar su furia conmigo y las demás personas pero para ellos no era suficiente.
—Fíjate que tengo ganas de matar —dijo uno de ellos al otro
—llevemonos a estos perros allá a las cañeras y nos echamos uno cada uno —respondió el otro
—si quisiera matar a estas lacras pero este wirro ( significa muchacho o joven) me da lástima —dijo refiriéndose a mí —¿quien p***s te mandó a robar ah? —me dijo el militar.
—yo no andaba robando —respondí con un nudo en la garganta y a punto de romper en llanto.
—cual paja (significa mentira) hijo de p*** ahorita matemos a estos perros —dijo el oficial
Luego todos ellos, los 5 u 8 que estaban, cargaron sus rifles de asalto y los apuntaron hacia mi cabeza.
Cuando oí el sonido se sus armas cargando entre en pánico.
—NO NO NO ME MATEN POR FAVOR —grité llorando y suplicando piedad .
—¿quien te esta matando culero? Nadie, deja de chillar y callate la geta.
Callé y comencé a temblar del miedo, sentía que mi vida pendía de un hilo.
—al que este más callado lo vamos a dejar irse a la verga —dijo el policía.
—vaya vos levantate, tenés 10 segundos para correr sino te morís maldito —dijo pateando mis costillas.
Tomé mis tenis, que en habían quitado para golpear mis pies, como pude intente ponérmelos pero el militar comenzó a contar.
1, 2, 3....
Como pude me puse los zapatos y corrí lo más rápido que pude.
Corrí y corrí y justo frente a la antigua cárcel, que estaba a varios metros del lugar, caí en el lodo.
Temblando, llorando y con la respiración entrecortada intente ponerme de pie pero no podía.
Estaba horrorizado y apenas podía ponerme de pié.
Gracias a Dios, el destino el universo o como quieras llamarle, una señora y su hija estaban cerca del lugar y me ayudaron a ponerme de pie.
Me preguntaron que pasó y llorando resumí lo sucedido, me consultaron donde vivía y como pude les di mi dirección y las guiaba mientras me llevaban a casa.
Al llegar, rompí en llanto y como pude abrace a mi mamá, no podía más, estaba en shock y la única persona a quien quería ver era a mi mamá
He contado esta historia a muchos conocidos y todos se ríen porque claro, no eran ellos, ni sus vidas y mucho menos tienen algo de empatia por los demás.
Aun tengo pesadillas con ello y cada vez que paso por ese lugar o veo una patrulla de militares no puedo evitar sentirme agobiado y temeroso.
************* Gracias por leer esta breve historia de mi vida, necesitaba compartirla con ustedes para que conozcan un poco más sobre mi y sobre las cosas terribles y hermosas que he vivido. Por eso escribo, para narrar lo que siento y no almacenarlo todo en mi interior.
Aquí les dejo una imagen de mis heridas.
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Tal vez no se aprecie bien, es por mi cámara barata. Ese lado de mi rostro estuvo en el suelo por más de 3 horas y recibió el gas pimienta.
En fin una triste historia real de como la corrupción del país te ataca sin haber hecho nada y sin que puedas defenderte.
Los verdaderos monstruos fantasmas y demonios son los seres humanos.
Lo más aterrador es lo que sucede en la vida y real, y te sucede a ti.
