2. El trato.

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Me quedé mirándolo entre sorprendido y extrañado, esperando que se explicase, no sé si comprendió mi silencio o simplemente le dio igual, pero el caso es que continuó hablando ―Verás, hice una especie de... apuesta totalmente sinsentido con tu hermano ―ya me empezaba a sonar mal― ¡básicamente se burló de que no sería capaz de pasar este curso limpio! Y-y se me fue de las manos y empecé a gritar y... al final aposté delante de todo el equipo que si no pasaba el curso limpio le pediría salir a Allura en serio delante de todos en el comedor.

Ah, claro, Allura. A menudo me olvidaba de ella. Aunque estoy seguro de que Lance es totalmente incapaz de olvidarla... Allura es la chica de la que está enamorado hasta los huesos, o al menos es, según sus propias palabras, lo más cercano al amor que él ha conocido, se levantaba pensando en ella y se acostaba igual... y se aseguraba de darle detalles específicos a Matt sobre cómo le haría el amor, cómo sería su primera cita, cómo iba su plan para volverla loquita... y sí, lo hacía justo cuando estaba yo delante... n-no por nada, cuando yo no estaba delante también lo hacía, es sólo que... es doloroso, pero tampoco me puedo quejar sin exponer la verdad.

―¡Te lo suplico! A ti se te da bien todo, y si te han subido un curso es porque estás sobrado... aunque sólo sea pasarme los apuntes, te los compro. No puedes dejar que me obliguen a hacerlo, si la avergüenzo así no me lo perdonará en la vida y perderé toda esperanza con ella, ¿nunca has estado enamorado tío? ―insistió de nuevo al ver mi falta de reacción, uniendo sus manos frente a su rostro con una sonrisa nerviosa y terriblemente adorable. Maldito sea... en verdad no, no iba de sobrado para nada, estaba en un curso de mi nivel, y para empeorarlo no hacía ni caso porque me tiraba las clases pensando en ti, ¡maldito desgraciado! ¡me gustas tú, pero ni te lo puedo decir ni te lo voy a hacer notar!

―... ¿n-no es trampa que te ayude? ―dije un poco rojo, la verdad es que ya había oído sobre esa apuesta antes, más bien, había oído a mi hermano vanagloriándose de su ya cantada victoria ―No, si no se eteran.

Era tan despreocupadamente feliz.

Y hacía mi puto corazón saltar. No es una exageración, cada segundo a su lado era un mar de emociones, mezclar una inhabilidad total para relacionarte con el resto con un crush por alguien que pasa mucho tiempo a tu lado pero con el que no tienes una relación real es... es emocionalmente letal.

―C-claro que te daría algo a cambio, mmm... ―justo en ese momento, la profesora nos mandó callar, afortunadamente, esta vez las culpas se las llevó Lance por estar distrayendo a su compañero, esa impersonalidad al referirse a mí hizo que no me sintiese tan agobiado como antes.

―Piénsalo ―se arriesgó de nuevo a animarme, yo centré la vista en el papel y asentí. Da igual, no me conseguí concentrar tampoco.

¡Esa era probablemente la conversación más larga que había tenido con Lance en todo este tiempo! Aunque hubiese sido prácticamente un monólogo, ¡había sido un subidón de adrenalina!

Joder, no me podía poner así por un poquito de atención por su parte, se intenta aprovechar de mi para que le de clases, ni siquiera le intereso yo como persona, y es para evitar perder puntos con Allura, esa parte es una mierda...

¡Pero qué más da, chúpate esa peliblanca decolorada! Tengo la oportunidad de pasar tiempo de las tardes con él. N-no, no, no, no... a ver, no, eso suena muy bien tal que así, pero yo no era capaz de explicarle nada a él, me iba a morir, ¿yo y él solos? ¿nos hemos vuelto locos o qué? Já.

Pero era muy tentador, no parecía haber nada de malo... es decir, ¿quién en su sano juicio iba a negarse? Lo que quería era aceptar, aunque había mil cosas que me hacían sentir miedo, lo que quería en el fondo, seguía siendo aceptar... pero si ya me ponía así con estas pequeñas migajas, ¿qué pasaría al explicarle por horas los temarios? Había tantísimas formas en las que eso podía acabar derivando en él marchándose a toda prisa alegando cualquier excusa que sólo el pensamiento me provocaba querer esconderme bajo la mesa, pero al mismo tiempo, podría ver sus ojos durante horas, y su sonrisa, y estaríamos solos, y eso era lo bueno y lo malo. Y, y, y, y...

ANTISOCIALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora