La alarma lo saca de su sueño con morfeo, apaga el ruidoso aparato y bosteza, se voltea para abrazar a su esposa y dejarle un dulce beso en la mejilla.
-Buenos días mi amor.
-Buenos días- Responde ella en medio de una sonrisa.
-No te molestes en levantarte, hoy me toca a mí preparar el desayuno.
-Como tú digas...
*
Ya vestido para su trabajo de medio tiempo en su tienda de música favorita y con ambos desayunos listos, Frank se sienta en la mesa a leer el periódico en lo que Jamia termina de arreglarse.
Su esposa no tarda en bajar y llegar al comedor junto a él, viste un hermoso vestido plateado que hace juego con esos tacones de cruzado perfecto.
-Eres bellísima, sin duda no hay mujer más hermosa que tú- Jamia toma asiento a un lado de Frank y le da un tierno beso en los labios.
-Te amo, pero deja los halagos para después, es tarde y hay que ir a trabajar.
*
El trabajo de Jamia queda a unas cuadras antes del trabajo de Frank, por lo que primero la deja a ella y luego él se va a la tienda.
Era un día como cualquier otro, Frank manejaba en silencio, por el rabillo del ojo veía la hermosura de Jamia que aún estando distraída su belleza era incomparable.
Fue tanta la atención que le prestó que no se dio cuenta cuando se saltó el semáforo en rojo, el sonido del claxon lo hizo darse cuenta de lo que pasaba, lo último que vio fue un camión aproximarse hacia ellos, por inercia o quizá por costumbre volteó a ver a Jamia, y por última vez apreció lo hermosa que era cuando aún tenía vida.
*
-Uno... Dos... Depejen, por favor quédate con nosotros... Uno... Dos... Despejen.
Frank abre los ojos, no sabe dónde se encuentra ni qué a ocurrido, con una mano tapa su rostro que era segado por una fuerte luz blanca.
-Gracias a Dios- Escuchó decir a alguien.
-Dónde... Disculpe, ¿dónde estoy?
-Estás en una ambulancia, hijo, vamos directo al hospital, sufriste un grave accidente y por unos minutos quedaste sin pulso, lo bueno es que logramos reanimarte antes de que pasara más tiempo.
Y ahí fue cuando recordó todo, la alarma anunciando un nuevo día, él vistiéndose para ir a trabajar, él preparando el desayuno, él leyendo el periódico, él manejando al trabajo, él admirando la belleza de Jamia... ¿Dónde está ella?
-¡¿Dónde está Jamia?!- Grita Frank y se incorpora- ¡¿Dónde está?!
-¡Hijo cálmate!- Los paramédicos toman a Frank por los brazos y piernas- ¡Un sedante, rápido!
-¡Quiero verla, quiero ver a mi esposa!
-¡Pónselo, rápido!- Dejaron que el sedante hiciera efecto, Frank poco a poco comenzó a tranquilizarse, sintió su cuerpo débil- Lo siento mucho, hijo, la chica que iba contigo murió al instante, no pudimos hacer nada por ella.
Frank, ya sin fuerza alguna sólo miró al hombre, se limitó a cerrar sus ojos con fuerza y una lágrima negra rodó por su mejilla, había perdido al amor de su vida.
*
El tiempo a pasado, tres años para ser exactos desde el trágico accidente, Frank se dirige al cementerio como de costumbre, lleva consigo un hermoso ramo de rosas rojas, las favoritas de Jamia.