La leyenda

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Solo había sentido un escalofrío recorrer mi cuerpo al escuchar mi nombre salir de los labios de otra persona una vez. El día que eso pasó había estado de viaje con el teléfono apagado por algo más de tres horas y, tan pronto como aterricé en Barcelona y lo encendí, empezó a sonar. Una mala noticia, mi madre había sufrido un brote de su enfermedad. Al oír cómo pronunció mi nombre sentí la urgente necesidad de estar a su lado, abrazarla y decirle lo mucho que la quiero y que fuese fuerte, porque iba a estar ahí con ella muy pronto. En aquel momento habría vendido mi voz al diablo, cualquier cosa a cambio del poder teletransportarme al lado de su cama de hospital.

Hoy he vuelto a tener esa sensación, y me ha pasado a tan solo un par de pasos de la persona que lo ha pronunciado. Me ha mirado con sus lindos ojos, achinados a causa de la risueña sonrisa que su boca parecía no poder ocultar, y simplemente lo ha dicho. Cómo es posible que una palabra en su boca haya agitado el suelo bajo mis pies, no me lo puedo explicar.

Conseguí recomponerme como pude y le presenté a mi hermana, aunque sinceramente no sé ni por qué. Cuando llegué estaban juntos, por lo que seguro ella ya lo habría hecho. Decidí que lo más adecuado era preguntarle su nombre y, armado de valor, pero temeroso por la reacción de mi cuerpo a su respuesta, lo hice.

- Raoul. – Contestó.

Por fin le he encontrado y al fin sé algo de él. Soy consciente de que tan solo es su nombre, pero planeo averiguar todo lo demás si él me deja. Por algo hay que empezar, así que estoy contento de despejar el primer misterio sobre el adorable rubio que escapó de mí hace apenas catorce horas.

Además, se puede decir que mi entusiasmo no es tanto por saber su nombre como por el hecho de que parece que Raoul empieza a confiar en mí. Y no sé por qué esto es tan importante, pero ahora mismo, siento que es lo único que necesito. Que el muchacho cuya voz no sale de mi cabeza desde que la escuché, tenga la suficiente confianza en mí como para hablarme de él y de los fabulosos secretos que parece guardar bajo la enorme coraza que utiliza para camuflar su miedo.

Tal vez así, algún día descubra qué fue lo que me cantó anoche y por qué siento que no es la primera vez que lo oigo. Aunque estoy totalmente seguro de que me acordaría si nos conociéramos de antes, yo jamás olvidaría a un chico como él.

De todos modos, no voy a entrar en esos detalles con mi hermana presente, por lo que decido apuntar en otra dirección y dejar mi duda para más adelante. Si es que vuelvo a conseguir que quiera estar a solas conmigo.

- Raoul. – Me encanta como suena su nombre, me regodeo en cada letra. - ¿De dónde has sacado la ropa? – Mi hermana me mira extrañada. – Es una larga historia Glen, luego te explico si a él le parece bien.

- De la calle. – Dice Raoul con total naturalidad.

- Genial, la has robado. Esa no es una buena forma de no llamar la atención. Joder, si ayer no te hubieras ido te habría podido ayudar ¿Sabes? – Su mirada se torna seria. Parece que me entiende perfectamente, tenía miedo de que no hablara nuestro idioma, está claro que eso sería una barrera comunicativa importante. Aunque estoy seguro de que, ni en ese caso, me habría rendido.

- Ese hombre apareció y yo.... – Raoul agacha la cabeza, un matiz de decepción surcando su rostro. – Confiaba en ti, no en él. – Dice mirando sus manos reposadas en su regazo.

- Pero si solo era un doctor. – Yo sin saber qué era lo que había hecho mal y resulta que no huía de mí, sino del médico al que llamé. - Ellos ayudan a las personas Raoul.

- Pero yo no soy... - Empezó a hablar, pero enseguida dirigió una mirada de reojo a mi hermana, dejó el comentario en el aire y volvió a agachar la cabeza. Dios mío, aunque no lo haya dicho sé a qué se refiere, tiene miedo de ser descubierto por los humanos, porque él no lo es. Después de haber estado toda la noche llamándome loco por creer en lo que habían visto mis ojos en el agua, resulta que no estoy tan mal de la cabeza, es verdad, lo que vi ayer no fueron imaginaciones mías. Y parece que quiere mantener su naturaleza en secreto.

SirenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora