Malditos son los pies descalzos que vagan por el frío desierto
como una hoja sometida a la voluntad del viento,
sin rumbo ni destino aparente.
Atrapados en la monotonía
solo acompañados por el blanco silencio de la luz artificial,
el tiempo corre y nada pasa.El violento minutero flagela al hastiado con cada tic tac,
y el alma del infeliz se desangra en cada segundo
por siempre abandonada en lo profundo de la sima.
El negro abismo parece ser una tierna morada
para el rezagado y el olvidado.
¡Desgraciados todos los que buscan y no encuentran!