Corazón

50 1 0
                                    

La flecha lo atravesó, pero no lo mató.
Durante una eternidad la tristeza emanó de su corazón,
luego solo se endureció; pétreo, árido, seco.
Una maldición, pensó, por haberse encariñado con los humanos
ahora estaba condenado a sufrir como uno de ellos.

A menudo solía encontrarse pensando en la vida y la muerte,
en cómo estas carecían de sentido alguno para él, puesto que era incapáz de sentir;
¿De qué sirve la vida sin un corazón que se conmueva, que se alegre o se entristezca?,
¿Qué fin tiene la muerte para un corazón que hace tiempo dejó de latir?.

Entonces un día conoció a la luna,
esta se encontraba rodeada de estrellas, pero aún así se sentía sola;
sumerjida en la oscuridad, lejos del calor del sol.
Y se hicieron amigos.

Hablaron y rieron,
compartieron y lloraron.
Sintió cómo su corazón palpitaba nuevamente;
¿Acaso era posible que después de estar tanto tiempo inerte, este volviera a latir?

Tuvo miedo, su mente era una maraña de pensamientos;
la última vez que sintió ese cariño casi se perdió a si mismo,
y no estaba preparado para pasar por lo mismo.
Con un nudo en el alma le dijo a la luna:
"Si en algún momento nos alejamos ¿arrancarías mi corazón?".
La luna, con una triste sonrisa en su rostro lo prometió.

MemoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora