Canta musa la melodía más triste,
el ángel marchito en su crisálida
yace sumido en su solitario sueño
y con el clamor silencioso del cielo nocturno
pide a gritos un par de luces que lo reanime.Llora el condenado su melancolía
y con el pecho ensangrentado maldice al espejo,
hastiado por los vacuos ojos que habitan en él.Dormirá por siempre en el pesar
el conejo convertido en cenizas,
preguntándose si algún día acabará el invierno
o si en un arrebato de misericordia
la luna de una vez por todas lo despoja de su despreciado tesoro.