Capítulo 14

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Ambos se vistieron, entre sonrisas y miradas pícaras, o eso intentaron cuando escucharon desde fuera la voz de un hombre:

- Se ha debido atascar en esta planta por lo que indicaban las poleas, meto la llave y esto abrirá, no os preocupéis - dijo con voz firme y tranquila.

Amaia miró a Alfred en señal de pánico, les iban a pillar ahí dentro semidesnudos, se apresuró en ponerse la última prenda que le quedaba, la blusa. Mientras, intentaba peinarse como podía, pero no esperaba hacer milagros.

- No se habrán quedado sin aire, ¿verdad? - saltó la inocencia de Nerea haciendo reír a todas las personas que se encontraban en ese momento.

'Espera, ¿y esas risas?, dios mío cuanta gente hay fuera' pensó Amaia antes de abrirse la puerta.

Miró a cada uno, estaban sus compañeros, algunos bailarines y trabajadores del hotel, cara a cara, ruborizada al igual que Alfred. Pero no paró de mirar, le faltaba un compañero, Aitana.

- Ya era hora - espetó Alfred un poco indignado - pensábamos que no nos ibais a sacar nunca.

Se cruzó de brazos con el ceño fruncido mirando a la gente tras salir del anterior campo de batalla.

- Gritar 'auxilio' precisamente no os hemos escuchado - espetó Roi produciendo la carcajada de la gente.

'Mierda, ya sé porque hay tanto barullo, pero ¿Aitana dónde está?' Irrumpió en sus pensamientos Amaia mientras la seguía buscando entre la multitud.

- Bueno, muchas gracias - dijo dirigiéndose al técnico que les había liberado - ya se acabó el circo, cada uno a su habitación - ordenó Alfred mientras agarraba del hombro a Marina y encaminarse hasta esta.

Amaia continuaba pasmada moviendo los ojos de lado a lado, solo hizo que cambiasen de dirección cuando su chico le guiñó el ojo tras salir del tumulto, al dirigirse hacia su dormitorio.

La joven decidió hacer lo mismo. Cuando entró a su habitación escuchó el ruido de algo cayéndose y de la cadena del váter. Se dirigió hacia él, dio un golpe en la puerta pidiendo paso para entrar. Le interrumpió una Aitana alterada, recogiendo un bote de champú y con los ojos rojos. Se abalanzó a la chica que esperaba fuera en la puerta, y se abrazaron.

Amaia no entendía nada de lo que pasaba pero sabía que no hacía falta entender nada. Un abrazo era bien en esos momentos, Aitana se derrumbó en su hombro y ella solo pudo intensificar el abrazo.

Tras unos minutos de llantos, por ambas partes, Aitana se separó y se sentó en la cama dando golpecitos con su palma, dando a entender a la chica que estaba pasmada de pie que tomase asiento a su vera.

- A ver Amaia - comenzó diciendo flojo intentando reprimir el llanto de nuevo - no sé qué pasa - confeso antes de volver a estallar.

- Tranquila Aitana - dijo mientras le acariciaba el pelo - ¿es por el disco?, ¿no te gusta el single? - preguntó inocente mientras su amiga le negaba la cabeza - ¿Luís?

Bastó una palabra para provocar de sus ojos las Cataratas del Niágara. Sí era por Luís.

Dejó que se desahogase, tranquilamente, sin volver a hacer ninguna pregunta. Hasta que la catalana decidió comenzar.

- Es que, Luís y yo estamos bien, pero creo que no puedo seguir así - dijo provocando la alarma de la pamplonica.

- Si estáis bien ¿por qué no podéis seguir? Aitana, no me lo estás contando todo y, de verdad, quiero entenderte, pero ahora mismo no puedo - confesó la chica que consolaba.

- Amaia, es muy difícil estar con una persona que vive lejos de ti pero, aún es más difícil estar con una persona que vive lejos de ti y que tengáis que aparentar que no sois nada. Eso me consume por dentro. Me encantaría, después de 1 mes sin vernos, cuando lo viese cruzar por la puerta, comerle a besos. Pero lamentablemente solo le puedo dar sos besos de saludo o la mano cariñosamente - confesó apenada - Encima, veo que él le pone ganas, ilusión y que aguanta todo lo inaguantable. Pero yo no puedo ser tan fuerte - terminó diciendo Aitana.

¿Truco o trato? | ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora