¿Truco o trato? | ALMAIA

Capítulo 23

Amaia lo miraba fijamente, aún no había espetado palabra. Por su cabeza rondaban muchas cosas. Primero, aquella mañana en el desayuno, cuando escuchó decir a Tinet que alguien tenía que seguir un contrato donde decía que tenía que aguantar hasta el Bernabéu una farsa. Una farsa que haría daño a otra persona. También se imaginó la relación de su amiga con Luís, pero lo descartó inmediatamente. Y ahora, el último paso que había seguido de su investigación, el chico rubio que tenía delante y el repentino enamoramiento con su compañero Agoney.

La pamplonica pensaba, sin escatimar el tiempo, mientras Raoul continuaba esperando una respuesta que insistió ansioso en recibir.

- ¡Amaia! - exclamó llamando la atención de la joven - ¿podemos hablar? - volvió a preguntarle.

La joven lo tenía claro, iba a actuar de forma estratégica, sin decir que piensa que él era el dueño del contrato del que hablaba aquella mañana Tinet, que él era el farsante. Esta asintió la cabeza.

- Necesito tu ayuda, tengo un plan al que no me vas a poder decir que no, pero no sé cómo hacerlo y tampoco quiero involucrar a más gente - Amaia lo miraba fijamente, con unos rasgos faciales que demostraban lo en duda que estaba, no pillaba por dónde quería ir su compañero.

- ¿Cómo? - preguntó pidiendo una explicación por parte del rubio.

- A ver, quiero, en el concierto del Bernabéu, declararme a Agoney - la pamplonica mostró una cara de expresión total - sí, quiero hacer público lo nuestro.

- No entiendo nada - confesó mientras cogía su cabeza, estaba atónita, todas sus teorías se descalabraban.

Ahora, no solo no era Raoul el dueño de ese contrato sino que, quería hacer público lo suyo, por tanto, volvía a tener un contrato sin dueño y se le acababan los días para descubrir de quién era.

'A ver Amaia, si te ha descubierto y te intenta tomar el pelo. A lo mejor te dice eso para que estés callada y no seas un estorbo en su plan, claro. Si una persona puede jugar con los sentimientos de otra, quién te dice a ti que no lo puede hacer con los de más. Tú solo, síguele el juego y síguelo a él muy de cerca, por si acaso'

- A ver Amaia, quiero hacer pública mi relación, pero de sorpresa, que no se lo espere ni Ago, ¿me vas a ayudar? - preguntó el joven inclinando la cabeza.

- Claro que sí Raoul, tienes mi ayuda completa - dijo sonriendo la muchacha.

'Si tengo que estar cerca de él, qué mejor que siendo su 'aliada' en todo esto' concluyó la joven.

Se despidió del rubio y volvió a la mesa con todos, alegando que, su tardanza, había sido fruto de que no se encontraba bien. Alfred vio la preocupación en su rostro y decidió que era hora de volver a casa. Fueron a llamar un taxi pero algo se lo impidió, una llamada de Itxaso, una de las mejores amigas de Amaia.

La joven cogió la llamada con miedo, no sabía qué quería apenas a las 11 de la noche, y la verdad, no se esperaba nada bueno.

Comenzaron a hablar y se le iluminó a la chica el rostro. Su amiga estaba en Barcelona y le propuso quedar para verse, Amaia aceptó sin pensárselo y quedaron, junto con Alfred en verse.

La amiga vino con su coche y le explicó a la pamplonica que iba a matricularse en la universidad de Barcelona, por eso había pasado allí el día pero que se iba enseguida a Pamplona que eran fiestas allí. Amaia puso cara de nostalgia, ni se acordaba de las fiestas. Como locura, Alfred propuso que su chica se volviese con Itxaso, ¿por qué no pasar un buen finde allí, en su casa, con los suyos?

La idea le fascinó a la chica que, sin pensárselo, cogió de la mano de Alfred alegando un:

- Hay otro sitio más en el coche, ¿no? - giró para mirar su cara, de desconcierto total - ¿qué? Alguien tendrá que cuidar a este desastre - exclamó señalándose - además - dijo mientras se acercaba al oído de su chico - la casa sola se me caería encima a mí, y prefiero echarla abajo yo, ya me entiendes - zanjó mientras volvía a su lugar, tras guiñarle un ojo a Alfred.