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Pov Álvaro

10/09/2018

Tras salir de la reunión, que según me habían explicado los chicos se realizaba todos los años, nos dirigimos hacia la entrada del instituto. 

-Oye Álvaro- dice Frank- habíamos pensado ir a comer por ahí, ¿tú vienes, no?

-Si, claro. ¿A donde vamos?-pregunto curioso.

-Elige tú, que eres el nuevo integrante- dice Frank mirándome.

-Bueno, mis padres acaban de hacer reforma en la cafetería, ahora se puede comer en el nuevo salón, si queréis podemos ir. Además no conozco mucho más por aquí, hace años que no vengo.

-Por mi sí, -habla Maira- ¿que decís chicos?- todos asienten con la cabeza- Vale, nos lleva Jorge en el coche.

-¿Como puede conducir si se supone que tenemos 17?- pregunto.

-Repetí 4º de la ESO- aclara Jorge.

Asiento, en símbolo de comprensión, y nos dirigimos al coche. Era un
Wolkswaguen tiguan.

En el coche ponemos la radio y le doy indicaciones a Jorge sobre donde está la cafetería.

Al llegar entramos a la cafetería. ¡Caray, que cambio!

-Álvaro, ¿que haces aquí tan pronto?- dice mi madre cuando pasamos por la puerta.

-Venimos a comer aquí, me han dado el poder de elegir.-respondo.

-Perfecto, pero podrías haber avisado, y hubiese guardado sitio, estamos a llenos- asiento con vergüenza, apenas conozco a estos chicos y están escuchando una de las charlas de me madre-¿Quienes son ellos?-dice mirando en dirección a los chicos.

-Son amigos de Dani- respondo.

-Y ahora tuyos también- dice Frank  pasándome los brazos por encima de los hombros- Soy Frank, señora.

-Llámame Sara- dice mi madre con una sonrisa en la cara.

-De acuerdo Sara, -responde Frank con amabilidad- y esos tortolitos de allí son Jorge y Maira.

La pareja saluda a mi madre, esta nos lleva al comedor de dentro donde nos pone en una esquina.

-Perdón si estáis un poco apretados,- habla mi madre- pero es lo único que nos queda, voy a ver si Marcos puede traer una mesa.

Mi madre se retira a la cocina a buscar a mi padre, el cual a los pocos minutos nos trae una mesa más, tres sillas y anota lo que vamos a comer. Frank y Jorge piden una hamburguesa completa, Maira un sándwich mixto y Dani y yo el filete especial de mi madre. Aparte pedimos unas patatas y 4 botellas grandes de agua

-Una pregunta Álvaro- empieza la conversación Maira- ¿Tus padres no tenían una cafetería? ¿Por que sirven comidas? No me mal interpretes, es mera curiosidad.

-No te preocupes- digo restándole importancia- la verdad es que en un principio solo servían cafés y bollería, pero al irles bien se ampliaron comprando el local de al lado, que es justo donde nos encontramos, así que probaron sirviendo comidas y les ha ido bien.

-Menuda historia, fijo que la comida lo peta.- habla Frank con gracia- Además, que azul mas curioso el de las paredes.

-Era el favorito de ella- digo con nostalgia- azul royal.

-¿Ella? ¿A quien se refiere?- pregunta susurrando Jorge

Por mucho que este nostálgico, y perdido entre el azul de las paredes, les escucho, y oigo el claro Os lo explicará cuando él quiera, no es cosa mia de Dani.

-¿Y que te a parecido el insti Álvaro?- pregunta Maira intentando cambiar de tema.

La verdad es que lo consigue, porque nos ponemos hablar del edificio, de donde se sitúa cada clase y de como son los profesores.

No me cuentan nada bueno de ellos, pero sinceramente no creo que sea tan malo, tendré que ver para creer.

Mi madre aparece en la mesa junto a una chica joven, unos veinte años, supongo que alguna empleada, y nos traen la comida. Al acabar me deja unas llaves en la mesa.

-Tu padre y yo llegaremos tarde a casa casi todos los días, tendrás que tener unas llaves para entrar y salir. Si vas a llegar tarde tienes que avisarnos igual que hacías con tu tía.

-Se las normas mama...

-Bien, tienes comida en la nevera, cena lo que quieras. Tu padre y yo cenamos aquí.

-Vale.

Mi madre se retira para seguir trabajando. Nosotros continuamos hablando.

A la hora y media acabamos de comer y vamos a dar una vuelta por el pueblo. Me enseñan los nuevos establecimientos y edificios que han hecho y nos vamos riendo por cualquier cosa. Estos chicos me caen bien, creo que seremos muy amigos.

-Bueno, creo que me voy a casa- hablo mientras me levanto del banco en el que estábamos sentados, esta situado en un parque a unas pocas manzanas de mi casa.

-¿Quieres que te acompañemos?- dice Dani.

-Que va, se llegar solito - digo despidiendome de todo el mundo- mañana nos vemos.

Me despido de ellos y me dirijo a mi casa. Al llegar cojo la guitarra y simplemente toco las canciones que iban para ella.

Una Triste CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora