Adrenaline ❜ ┊ jaeyong

6. It's not okay... Isn't it?

Esa misma mañana había dejado a Jaehyun envuelto de una bandada de mariposas que luchaban por adentrarse en su estómago, golpeando su abdomen y creándole agradables cosquilleos que nacían en este para viajar en todas las células de su cuerpo con tan sólo pensar con el chico de cabellos rojizos. Casi había olvidado de lo errática que debía ser la situación a pesar de que sus compañeros le hicieron saber que era una situación normal, pero Jaehyun siempre terminaba dejándose llevar por las opiniones de la sociedad que transcribían la reacción al rechazo ante esos actos.

Prácticamente no pensó en ello cuando Taeyong le mostró vídeos de sus cantantes favoritos, o de algunos vines que más gracia le hacían. Jaehyun no pudo estar más encantado durante esa pausa que decidió tomar al no haber sido solicitado por los auxiliares. El ambiente estaba cargado de risas, de miradas, de una agradable sensación de sentirse conectado con el contrario, creyendo que podrían llegar a concebir una bonita amistad. O eso quería pensar Jaehyun, porque no podía sacarse de su cabeza sus predilecciones ante lo bonitos que le parecían sus ojos, sus labios finos pero de un color carmesí natural y dulce, de su marcada mandíbula o sus brazos trazados por unas muy palpables venas. Habían momentos que Jaehyun se permitía tener ese pequeño crush con el chico. Al menos quería convencerse que era pequeño y no había caído rendido bajo los pies de ese agradable pelirrojo.

Toda esa agradable sensación que ayudaba a alzar sus comisuras ante todo lo que interaccionaba con él, fue arrebatada de un zarpazo cuando Doyoung frunció el ceño mientras Jaehyun confesaba que había tenido un fuerte crush con Taeyong y le hizo saber su opinión.

—Jaehyun... —el pelinegro suspiró, mordiéndose el labio inferior sin saber cómo decírselo, nada más borrar esa expresión de desconformidad en su rostro. Sus manos jugaban con un paquete de galletas exageradamente caro que había comprado de las máquinas expendedoras del piso de abajo—. ¿No te acuerdas ya de Yuchan?

La sonrisa del primer mencionado desapareció. El tono de voz que había escuchado de parte de su compañero de clase le hizo saber que iba a regañarlo. Los demás, miraron a Doyoung en un silencio incómodo, incluso Yuta dejó de acariciar el muslo de Sicheng. Intentó no dejarse hundir, intentó.

—Lo recuerdo perfectamente. —susurró con un tono de voz bajo, apretando su mandíbula. Los músculos de esta se marcaron durante unos segundos antes de mordisquear su lengua nerviosamente.

Yuchan, o cómo siempre lo había llamado, Chan; era un chico que había conocido en una cafetería el año pasado. Era un camarero y Jaehyun de sólo verlo se sintió atrapado por su hermosura. El chico de cabellos grisáceos le brindó unas suaves sonrisas que impulsaron a Jaehyun a comprar algún aperitivo para volver a recibir esas sonrisas. El deseo de volver a verlo lo cegaron y prácticamente se aprendió de memoria sus turnos y logró cruzar la barrera de las conversaciones que sólo se basaban en pedidos, agradecimientos y peticiones por la cuenta a conversaciones más personales, como gustos, estudios y demás.

A las dos semanas Jaehyun no se lo podía quitar de la cabeza. Se lo contó a sus amigos, tanto los que vivían con él como los de su clase. Algunos de ellos se mostraron curiosos por saber quién era, y gracias a los datos que Jaehyun pudo recaudar, encontraron su Instagram. Otros, como Doyoung o Jungwoo, se mostraban algo escépticos y sobreprotectores con él. Jungwoo porque era su mejor amigo y sabía lo enamoradizo que era el chico, y Doyoung porque tenía más cerebro que sus amigos que sólo reaccionaban con gritos y "¡lánzate, no puedes escapar esta oportunidad!". Jaehyun aseguró que no le gustaba más de lo que quiso confesar. Mintió a sus compañeros y cuando logró preguntarle a Yuchan si quería salir con él alguna vez y aceptó, su corazón fue entregado prácticamente a ese chico.

Jaehyun estaba completamente cegado ante la hermosura de ese chico. Las sonrisas que le brindaba lo hacían sentir seguro con sus acciones, con sus sentimientos. Sentía que eran correcto y no eran precipitados. O eso creía él.