La vida detrás de la tragedia.

【 PRÓGOLO 】

Una vida llena de dolor y sufrimiento, tan sólo un error que les arrebató su vida y a su padre.

—¡Vamos Leo, solo queremos dar un vistazo!.

—Splinter dice que es peligroso, pueden atraparnos y llevarnos lejos de él —reprendió con apacibilidad el de bandanas azul, el mayor de todos.

El pecoso hizo un puchero, después miró a sus otros dos hermanos, el de bandana roja, como siempre, dios a notar su terrible temperamento y enfrentó al mayor.

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Cada paso en falso
lastima más a otros.
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—Solo será un vistazo Leo, además no nos pasara nada, no seas tan aburrido —insistió el temperamental, el de ojos zafiros lo medito unos minutos. Tras pensar en lo qué podría suceder en unos pocos segundos, se confió en que no sucedería nada.

—Solo un vistazo y volvemos con Splinter —accedió. Los pequeños sonrieron y emocionados subieron por aquella escalera de metal, levantando como podían aquella tapa metálica.

Día a día vivían una vida horripilante, una vida que nadie en su sano juicio querría tener o si quiera imaginar. Una vida que, nadie tendría que vivir.

—¡Woah! —exclamaron al unísono, vaya que era lindo, aun que se trataba de un callejón lleno de basura, para ellos era algo nuevo y emocionante, algo que quizás nunca verían en sus vidas de nuevo.

—Es muy diferente a la alcantarilla —comento el esbelto observando cada detalle con emoción.

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No por que brille
significa que es oro.
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—¡Hey, mira qué hay por ahí! —gritó un hombre gordo, con ropa sucia y una barba larga—. Les dije que había cosas raras en Nueva York, se los prometí, ¡ahora déjeme libre!.

Los cuatro hermanos miraron al hombre, no estaba solo, estaba acompañado de unos hombres grandes y fornidos, y uno que parecía más delgado que todos, tenía una cabellera azabache y aparentaba ya ser grande de edad.

—Vayan por ellos —ordenó a los hombres. Tras esto, sacó un arma de su bata y le disparo al hombre en el pecho.

Leonardo de inmediato dio la orden de retirada, los hermanos comenzaron a bajar con rapidez de aquella escaleras, pero fue en vano. Atraparon a Donatello primero, al ser fuertes no tenia oportunidad de escapar, los tres hermanos restantes fueron corriendo hacia donde su padre, pero uno a uno los capturaron en el camino, menos a Miguel Ángel, él logró llegar, llamó a su padre y este corrió a su encuentro... Sin saber el terrible destino que les esperaba.

Luchó con ellos, tratando de salvar a sus hijos, quienes estaban presentes, viendo la escena con terror. Finalmente entro aquel hombre de bata y barba larga, al llegar a donde Splinter, comienzo a pelear con él, logró derribar al roedor y hacerle varios cortes con la navaja que traía.

—¡Papá! —gritó Miguel Ángel con desesperación, estando cerca de su padre, pero al ya no poder defenderlo, uno de los hombres lo tomo con fuerza y alejo de él.

—¡Dejen a mis hijos en paz! —exigió el roedor, pero no fue escuchado.

—Ocupamos mounstros, pero tu... No nos sirves nada, tranquilo, tus hijos vivirá, mientras sigan mis órdenes—le dijo el hombre ya mayor, sin ninguna compasión, terminó con la vida de Splinter, ayudándose de aquella arma que anteriormente había utilizado.

—¡Papá! —gritaron al unísono los menores, estaban asustados, tristes, molestos, un mar de emociones, sentían demasiado la perdida de su padre, verlo luchar por ellos y de un momento a otro, verlo morir...

Cuatro hermanos, una vida llena de dolor y sólo una salida; la muerte. ¿Qué harán para salir con vida de aquella horripilante vida y no morir en el intento?...

—¡Papá, papá despierta por favor! —pedían con tristeza, llorando cuánto podían, sin pensar un momento... Que ese era el inicio de su sufrimiento...

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   —Morir no es una opción.
      Y vivir es una ilusión...
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