La vida detrás de la tragedia.

【CAPÍTULO 1】

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El comienzo de todo

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El eco de aquellos zapatos de tacón que portaba aquella dama resonaba en todo en todo el lugar. Un lugar sombrío y espeluznante, donde personas sin sentimientos y, o sin remordimiento, cometían atrocidades en busca de “respuestas” o nuevos hallazgos científicos, lo que siempre sucede cuando el ser humano halla algo nuevo que puede llegar a ser o no una amenaza para su existencia. Ella lideraba aquel lugar, cada día el dolor era peor para quienes eran víctimas de aquello, la esperanza de apoco se iba apagando y a la vez, perdiéndose. Jóvenes mutantes y demás, perdían la esperanza de salir algún día de ahí, al menos la esperanza de salir con vida. “Morir no es una opción, y vivir es una ilusión”, era el lema que se repetían una y otra vez con tal de no perder las esperanzas de salir algún día, pero ver la salida, era solo una ilusión.

—¿Algún avance con TM-013? —preguntó la mujer con seriedad a los responsables de ayudarla con aquellas atrocidades.

Todos la conocían, era alguien malvada y sin corazón, quien además de liderar aquella “compañía”, era la más sádica del lugar. Su nombre era Raquel Stone, era conocida por dar respuesta a algunas preguntas científicas anteriormente, muchos la consideraban la mejor científica, sin saber realmente lo que estaba detrás de todos esos descubrimientos, muerte, dolor, sufrimiento.

—Ayer no hubo avances, señorita Stone —respondió uno de los científicos a cargo de uno de los pequeños mutantes recién llegados.

—Dame el expediente —ordenó demandante.

El científico sacó de debajo de más archivos y carpetas, el expediente de dicho experimento, Raquel inmediatamente se lo arrebató de las manos y comenzó a hojearlo con una expresión seria en su pálido rostro.

—Quiero que inicien los experimentos en él, con el químico RK-19 —volvió a ordenar y aventó el expediente sobre el escritorio del científico, tirando uno que otro lápiz de demás en su camino.

—P-Pero señorita Raquel, ese químico es altamente mortal —replicó el hombre con nerviosismo en la voz, no quería molestar a su jefa, pero claramente el pequeño no lo soportaría.

—¿Acaso le pregunté señor O'niel? —la azabache le miró con frialdad y se acercó a él de manera intimidante—. Es una orden. TM-013 resistirá al químico, pero necesito ver sus efectos secundarios y reacciones.

—P-Pero señora... Es tan sólo un niño —replicó nuevamente.

—¡Es un mutante! —la mujer golpeó la mesa con su puño, causando un sonido ensordecedor y se acercó más a él acorralándolo—. Es un simple animal, ¿Qué parte de eso no entiende?. No pague una cantidad tan grande solo para tenerlos de adorno.

—Con todo respeto señorita Stone, aún que sea un mutante, su crecimiento es igual al de un humano —defendió el científico con firmeza—. Eso significa que es un niño pequeño. Y esto podría matarlo.