Capítulo Seis: Tiempos Extraños

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Nota de la traductora: este es uno de mis favoritos, después les diré porqué jaja

Disfruten y nos vemos al final del cap!


*


La vida volvió a la normalidad, o tan normal como podría ser para un joven de dieciocho años que a) tenía superpoderes b) estaba embarazado c) estaba enamorado del soltero más elegible de Nueva York. Se reunió con sus amigos, dejó que Barton lo molestara, y participó en actividades relacionadas con los Vengadores que no involucrara ser golpeado en el pecho. Y si, él era un poco agresivo sobre su espacio personal y, sintió alivio cuando el Capitán América reprendió a Widow por ofrecerle alcohol detrás de las espaldas de los demás, su secreto seguía a salvo.

Nadie debería culparlo por distraerse, pero algunas personas pudieron, y lo hicieron.

—¿Te estoy aburriendo, Parker?
Peter saltó en su asiento. —N-no! ¿Por qué piensas eso?

El Doctor Strange lo estaba mirando, un viejo libro de cuero abierto en sus manos. Peter había estado disparando telarañas durante la última media hora, siguiendo las directivas del hombre mayor en cuanto a cuánto, qué tan rápido, y cada otro pequeño detalle que hizo a Strange el científico meticuloso que había, pero no se estaba llevando bien con el otro científico en la vida de Peter.

Se sentó más recto. Strange parecía mirar a través de él. Tuvo que luchar contra el impulso de cubrir su vientre con ambas manos y gruñir como un gato acorralado. Demonios, esas hormonas eran molestas.

—Disfruto de nuestro t-trabajo —balbuceó. —En serio, lo hago. Yo sólo- -

—¿Estas distraído? Creo que todo el mundo lo sabe, Parker. Y deberías saber que no soy un hombre paciente.

Peter logró rodar sus ojos, lo que no ayudó en absoluto ya que Strange lo estaba mirando fijamente.

—Muy bien—Sus ojos estrechados a destellos negros, Strange cerró el libro con un golpe seco que casi causó que Peter saltara de nuevo. —Vete a casa.

—Lo siento. — Peter intentó la mueca que siempre parecía funcionar en Banner... y el Sr. Stark-no, Tony. Pero no pensaría en su enamoramiento en este momento. —Realmente me gusta nuestro tiempo de laboratorio.

Strange desapareció el libro con un ademán.

—No deberías sentirlo, Parker. Lo que deberías hacer es dejarme examinarte. Empiezo a pensar que mis sistemas informáticos no colapsaron por accidente.

La boca de Peter se secó. —¿Qué quieres decir?-, preguntó débilmente.

El Dr. Strange fue repentino, su diferencia de altura lo hizo más obvio por su proximidad.
El sudor se metió a la nuca de Peter. La proximidad del cuerpo alto del hombre a su propio (y el bebé apenas protegido por la delgada piel de su vientre) retorció su vientre en nudos. Tuvo que tratar de alejarse, para estar a salvo, y mantener su secreto, pero Strange era un hombre fuerte tan obstinado como su estudiante.
No era más fuerte que Peter, pero los anillos mágicos que había arrojado alrededor de las muñecas de Peter efectivamente lo mantuvo en su lugar.

—¿Qué carajo? — Peter tuvo miedo. No tenía nada que temer de Strange, sin duda, pero la forzada inmovilidad no encajó muy bien con sus instintos protectores, maternos (paternos). —Strange, para esto.

—Pronto. ¿Qué es lo que estás ocultando de mí, Parker? — Strange se inclinó más hacia él. Sus narices se tocaron. —¿Cuáles fueron los resultados de ese examen?

Peter mordió su labio tan fuerte que probó su sangre. Su ritmo cardíaco estaba por el tejado, y Strange, observante como siempre, estaba tomando todas las señales e interpretándolas correctamente.

Las Horas Faltantes | Traducción | STARKERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora