Capítulo Siete: Prioridades y sacrificios

2.5K 275 45
                                    

El deseo de Peter de patearle el trasero a un villano se hizo realidad a las dos y treinta y uno de la mañana siguiente. Para entonces, tanto Ned como Michelle ya se habían ido, y May probablemente estaba profundamente dormida en su habitación, roncando suavemente después de un largo día de trabajo.

Mientras empujaba las cobijas hacia atrás y se ponía de pie, Peter se arrepintió de haber comido palomitas de maíz. Podía sentir náuseas rodando en su estómago, pero no iba a vomitar. Era necesitado. Su equipo lo necesitaba, y también la ciudad de Nueva York.

—Está bien-, susurró, reprendiéndose a sí mismo por ser ridículo, pero sin embargo acariciando su vientre, hablando con el pequeño bulto de vida que crecía en su interior. —Vamos a estar bien. No me hagas vomitar todavía, por favor. Ocúltate... en algún lugar. Aún eres muy pequeño, así que hay mucho lugar para jugar a las escondidas, confía en mí. Juro que no dejaré que te suceda algo, pero realmente necesito salir y echarle una mano a mi equipo, ¿de acuerdo? Te lo compensaré más tarde. No más palomitas de maíz? Eso es un trato.

Agarró su traje de debajo de la cama y se deslizó dentro de él con práctica facilidad. Dos meses. Decidió, después de leer detenidamente sobre el tema (incluso si la literatura sobre el embarazo masculino no existía realmente) que a los dos meses, dejaría de salir a pelear. El único elemento restante de ese plan fue la razón por la que le daría al equipo.

—Todavía faltan algunas semanas -, se susurró a sí mismo, bajándose la máscara. —¡Santa mierda!

Una docena de pequeñas arañas lo miraban desde la almohada.

—Lo siento, chicos, pero no pueden venir.- Habló con el bebé y con las arañas, las cuales no podían entenderlo ni responderle; Se estaba volviendo loco de verdad. — Son demasiado pequeñas y no hay traje para protegerlas. ¡Pero díganle a los demás que digo hola!

Su teléfono sonó por segunda vez en pocos minutos. Peter atendió al primer timbre.

—¿Sí?

—¡Parker!, - Gritó una voz molesta. —Mueve tu trasero al centro, acabo de enviarte las coordenadas.

Peter ajustó el traje alrededor de su cintura. —Barton?

—El mismo -, respondió el arquero. —¿ETA?**

—Dame... seis minutos -, respondió Peter después de consultar las coordenadas.

Apenas un segundo después de colgar, su teléfono sonó de nuevo. Peter tomó la llamada cuando abrió la ventana.

—¿Chico?

Tony sonaba tan frenético como Barton, pero había un trasfondo de autoridad, de preocupación. En el fondo, Peter escuchó algún tipo de conmoción. Tony maldijo y arremetió contra algo con los puños de su armadura; Peter reconocería ese sonido en cualquier parte.

—Estoy en camino-, le dijo a Tony. —Sólo dame-

—No, espera, no es por lo que llamé.

Peter tenía su mano extendida, lista para arrojar la telaraña a la chimenea en la parte superior del edificio frente al bloque de apartamentos.

—¿Qué pasa?

—Barton esta siendo inseguro de nuevo. Puedes volverte a dormir, chico, realmente no hay necesidad de que tu-

En la distancia, Peter pudo distinguir una explosión impresionante; en el teléfono, escuchó la deflagración, y el sonido revelador de algo metálico dañado.

—¡Tony! -Gritó.

—Estoy... estoy bien, es solo un poco de fuego. Demonios, eso es genial. No escuches nada de lo que te digo, chico, solo estoy haciendo brindis... ¡Ah, maldito!

Las Horas Faltantes | Traducción | STARKERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora