Capítulo Doce: Complicada Verdad

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Nota de la traductora: He aquí otro capitulo! Disfruten!


* * *


La última vez que Peter había estado tan nervioso en el laboratorio, Tony acababa de invitarlo a su santuario por primera vez. Iba a satisfacer su curiosidad y volver a trabajar cuando quisiera, con o sin Tony, y todo el mundo sabía que Tony Stark no ofrecía acceso sin restricciones a su oasis de creación a cualquiera.

Hoy también fue la primera vez, pero de una forma muy diferente. El corazón de Peter martillaba en su pecho como si sus costillas fueran clavos.

− Me preocupa que si esperamos más... Por supuesto, el bebé está completamente bien, pero...

Peter dejó que Tony divagara sin hacer comentarios, principalmente centrado en la vigorosa tarea que estaba reuniendo su disperso ingenio. Tony no era propenso a balbucear excepto cuando estaba nervioso (no es que lo admitiera la mayor parte del tiempo), y hoy definitivamente lo estaba. Lo que no atenuó en absoluto el nerviosismo de Peter, porque si bien la perspectiva de colocarse horizontalmente en la presencia de Tony no sería exactamente nueva, hoy Tony lo estaría estudiando, tocándolo y oh Dios, ¿era demasiado tarde para correr en la dirección opuesta?

Sí, lo era. Estaba embarazado de dieciséis semanas a partir de hoy, y FRIDAY había recomendado un ultrasonido cuando tenía once semanas. No podía esperar más. Y como se negó firmemente a confiar su secreto a un extraño, no importa lo calificado y discreto que fuera el extraño, tuvo que confiar en Tony. El problema no era Tony, que había estado estudiando obstetricia muy en serio y con quien Peter confiaba en su vida y la de su bebé, sino más bien sus propios sentimientos que se negaban a hervir inofensivamente como solían ser; ese anhelo se había alojado en su garganta como una catástrofe esperando a suceder, un recuerdo vergonzoso del niño asombrado que solía estar frente a Tony Stark.

− ¡Voila! -el hombre en la primera fila de sus pensamientos anunció con orgullo, señalando la nueva estación en el laboratorio con un ademan.

Peter miró la silla de aspecto cómodo y las computadoras y dispositivos de tecnología de última generación alrededor. Una botella de gel (sin usar) esperaba en una bandeja metálica con un par de guantes. Afortunadamente, no se parecía en nada a cierta botella en la mesita de noche de su habitación.

Totalmente erguido, hizo una línea recta hacia la Cátedra de la Muerte y fingió estudiar la sonda colgada al lado de la computadora en un pobre intento de ocultar su malestar, y la creciente necesidad de orinar. La voz de Tony interrumpió sus pensamientos.

−Sabes que es completamente indoloro, ¿verdad?

Sonaba preocupado; Peter deseaba que su cara de póquer fuera mejor (o mejor dicho, tenerla por completo).

−Sí. -Se aclaró la garganta. −Confío en ti.

El asiento era tan cómodo como parecía, pero aun así relajarse no estaba en sus planes. Sabía que la ecografía ni siquiera haría cosquillas. No habría presión, ni punzadas, ni picazón, ni nada que pudiera justificar el estado actual de sus nervios.

El golpe de látex en la piel volvió a llamar su atención hacia Tony.

−Piensa en ello como un nuevo proyecto científico. Somos amigos de ciencia, ¿recuerdas? -Tony dijo suavemente, pero él también parecía que preferiría estar en otro lugar.

−Y tú eres mi confidente, -susurró Peter más allá del bulto en su garganta, como si estuviera atrapado en un intercambio de promesas.

Los ojos de Tony brillaban algo feroz, y Peter se retorció en su asiento. Promesas. Afortunadamente, Tony llegó a la conclusión equivocada.

Las Horas Faltantes | Traducción | STARKERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora