Capítulo 3

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Spencer hizo un movimiento final para su cerrar su acto, cayendo de pie y mostrando una postura elegante, siendo precisa al terminar la música.

—¿Y?, ¿Cómo estuvo? —Sonreía con los brazos extendidos.

—¡Estuvo increíble! —Dijo Amelia y la abrazó.

—Lo he estado ensayando desde que te fuiste, y creo que estoy lista para lucirlo en mi gran acto—

—Vaya, trabajaste muy duro desde entonce—

—Si, créeme ha sido algo difícil, pero jamás me rindo—Guiñó a su amiga.

—Bien—

—¿Y tú cómo vas?, ¿Ya has ensayado tu baile? —

—Decidí descansar hoy, estaba por ir a un lugar que no he visto durante vario tiempo—

—¿Irás a la tienda de ballet? —

—Sí—Amelia asintió y miró hacia abajo.

—Bueno, te veré más tarde—

—Claro—La abrazó por segunda vez y la dejó ir.

Al llegar a esa tienda, entró sin prisa y caminó despacio hasta el centro, había un largo espejo, algo descuidado y al rincón vio la foto de su madre, con unas cuantas velas y flores, fue hasta ese pequeño altar y pasó su mano por esa fotografía.

—Cuánto te extraño—Volvió al espejo y empezó a ver recuerdos en este.

La primera vez que su madre la enseñó sus primeros pasos de ballet, el traje y tutu blanco brillando bajo las luces que siempre solían usar las dos, no sólo tenía ese buen recuerdo, había muchos más, ella sólo ha estado con dos personas en ese lugar, sin darse cuenta unas lágrimas rodaron sus mejillas.

—¿No ha cambiado mucho verdad? —

—¿Ugh? —Amelia secó sus lágrimas y volteó sorprendida—Peter, ¿Qué haces aquí?—

—Supuse que estarías aquí—Fue acercándose a ella, tomó su rostro y le dio un beso para después abrazarla.

—¿Te encuentras bien? —

—Sí, sólo, me vinieron recuerdos de este lugar—

Peter se alejó un poco de ella pero sin dejar de tomar una de sus manos, la llevó al centro, tomó su cintura para acercarla y quedar frente a frente , él dio el primer paso y ella continuó, cada que ellos bailaban siempre se sincronizaban a la perfección, sus emociones se mezclaban en cada paso que daban, y los acercamientos lo hacían aún mejor, él la hizo girar para que su espalda quedara en su pecho, ella alzaba los brazos mientras él deslizaba sus manos por sus bordes femeninos hasta las caderas, y finalmente volver a su cintura para voltearla hacia él y sin dejar de mirarse uno al otro, tomaron sus manos, la tomó de la cintura, ella su hombro, y dieron vueltas sin parar.

°~•~•~°

La noche era hermosa, había bastantes estrellas y la brillante luna resplandecía, era el cumpleaños número doce del pequeño Matt, todos estaban alrededor de él, recibiendo atención cómo él siempre quiere, sólo que no tenía a su compañera que siempre lo ayudaba a hacer travesuras. Hace un año que Matilda y su madre se fueron lejos, para no volver por mucho tiempo, esto a Matt y su padre los destrozó, Amelia recuerda a Peter llorando, con sus brazos cruzados detrás de una tienda el día que ellas partían, supuso que lo hacía para que su pequeño no lo viera, pero fue inútil, pues él lo encontró, Peter se sentó y abrazó fuertemente a su hijo.

—Ellas van a volver, ¿Verdad? —

Decía Matt entre sollozos, mientras se hundía en el pecho de su padre, Peter sin decir nada le dio un beso en la frente y volvió a abrazarlo. Durante esa noche, los veía muy felices en esa pequeña fiesta para Matt, todo era tan colorido, y alegre, ella hizo una media sonrisa y empezó a alejarse, caminaba alrededor del circo viendo la noche estrellada junto con la luna, iba pensando a dónde se iría el año entrante, pensaba en trabajar en algo para alejarse del circo para siempre y seguir con su vida, con el dinero que le dejaron sus padres creía que podría avanzar, mientras pasaba todo eso en su cabeza, frente a ella se cruzó con una tienda algo grande, tenía las luces encendidas, se dio cuenta de que era donde ella y su madre se la pasaban la mayoría del tiempo, sintió un pequeño exalto, fue caminando hacia ella y se adentró, el lugar tomaba un tono amarillento pero hermoso, vio el largo espejo y el altar que habían hecho de su madre, sintió cierta melancolía y tristeza, se sentó en el centro de la tienda abrazando sus piernas y empezó a llorar desconsolada, jamás había sentido un dolor tan grande, mientras más pensaba en ello, más eran los sollozos que salían desde su herido corazón. Al terminar de desahogar toda su tristeza, con ambas mangas de su suéter rojo limpió las lágrimas, a lo lejos vio algo que llamó su atención, eran las zapatillas de ballet de su madre, el satén blanco seguía deslumbrante, se fue acercando hacia estas y las tomó, quedándose pensativa unos segundos. Se quitó el suéter de color cálido y lo puso sobre los barandales para después ir al centro de la pista, con las zapatillas puestas, inició levantando su peso sobre las puntas de los pies, hecho esto, comenzó a avanzar con unos primeros pasos hacia adelante y varias vueltas hacia la derecha, todo iba bien, pero al hacer un ligero salto, cayó al piso raspándose la rodilla.

—¡AMELIA! —

—Peter—Volteó sorprendida hacia la entrada de la gran tienda—

—¿Estás bien? —

—Eso creo—

—Ven aquí—Peter la ayudó de inmediato a levantarse y la llevó a sentarse—Ahora vuelvo—

Amelia se quedó ahí sentada mientras lo veía irse, al ver que ya no estaba, deshago su vergüenza echando un gran suspiro.

—Eres una tonta Amelia—Pensó para ella misma.

En unos segundos, vio a Peter entrar con un pequeño botiquín blanco, sacando de él un algodón y un apósito adhesivo, Amelia estaba distraída, mirando hacia otro lado, pero fue interrumpida por Peter.

—Si levantas más los tobillos ya no volverás a caer—

Amelia al sentir sus manos tomar su rodilla, no evitó ponerse un poco nerviosa.

—Creí que estabas con Matt—Dijo para dejar de pensar en lo otro.

—Si bueno, vi que te alejabas y decidí hablar contigo, pero te encontré aquí—Miró a su alrededor.

—Si, perdón si lo hice, sólo quería estar sola un momento, pero me crucé con la tienda—Bajó la cabeza—Recuerdo que era más fácil practicar con ella—

Peter puso el apósito sobre la herida y él volteó a mirarla con sus ojos azules brillantes que cautivaban a Amelia cada que la miraban.

—No es tan difícil, ven aquí—La llevó al centro de la pista y la tomó de sus manos—Bien, ahora pon tus pies en punta—

Ella obedeció y la ayudo a que pudiera alzar sus tobillos, Amelia entonces pudo notar por primera vez un cuerpo diferente, recuerda que Peter sólo era un adulto bien parecido, con una imagen familiar simplemente, pero al ir creciendo, ella se daba cuenta del cierto atractivo del tutor que la cuidaba, con tan sólo estar cerca suyo, sentía su fuerza tanto física como presencial, observaba cada detalle de sus ojos, sus labios, y sus palabras con ese tono de voz tan cautivador, le era casi imposible notar algo más que eso. Dejando de lado aquello, volvió a la realidad.

—Bien, te soltaré, nivela tu equilibrio, eso es, ¿Lo ves? —

Amelia sonrió y empezó a distraerse por su logro, haciéndola caer, pero Peter la atrapó, nuevamente esa sensación nueva y extraña, con tan sólo tocarla era suficiente para ponerla en jaque.

—Oh—Rió un Peter—¿Estás bien? —

Amelia asintió mientras reía con Peter y puso sus pies en el suelo completamente, ella se alejó de inmediato de él, y se sentó en las gradas, pero Peter la siguió, sentándose junto a ella.

—No lo haces tan mal—

—¿Crees que debería dedicarme a esto? —

—Si es lo que te apasiona, no habría por qué no hacerlo—

Amelia entonces pensó una idea, aunque no estaba muy segura de si comentársela a Peter, cierta duda y miedo le provocaba por el rechazo de la propuesta, pero, ¿Y si aceptara?.

—¿Podrías enseñarme? —Soltó por fin y volteó hacia Peter.

—¿Qué? —Peter también volteó sorprendido.

—Si me dedicara a esto, quiero hacerlo bien,. y bueno, por lo que sé, tú eres el único que es el mejor en esto—Se acercó a él, dejando sus sentimientos a un lado.

—Aunque ese título se lo merece tu madre—La miró sonriendo—Sé que a ella le hubiera encantado enseñarte—

—¿Es un "sí"? —Amelia esperó ansiosa.

—Están bien—

Ella lo abrazó y este le respondió, Amelia hizo desaparecer esa idea absurda de irse, y se quedó en el circo junto a las personas que la querían, Peter en especial, aunque más adelante...ambos sentirían algo diferente.

Perjuicio [Popee The Performer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora