Capítulo 7

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Una enorme flama sonaba y se hacía notar agresivamente brillante, varios empezaron a aplaudir al ver maravillados el truco de escupir fuego, grandioso pero peligroso pensó Matt, mientras se ponía atento al segundo intento de los que aprendían este truco, alguien tomó su hombro, y volteó de inmediato.

—Uh, eres tú...—

—¿Qué tal Matt?—Dijo el chico alegre mientras se trataba de sentar con dificultad.

—¿Qué tal tu rodilla Chad? —

—Mejorando, sí que dolió esa caída—

—Si, y ahora tengo que hacer tu estúpido baile—Rió a su misma broma.

—Oh vamos, a puesto que te verás bien en traje de lentejuelas—Echaron unas carcajadas más—Sé que lo harás bien...—

—Sí claro—Matt miró al piso y después se dirigió a otro lado.

—Si me lo preguntas...deberías hacer el baile con Amelia—Matt trató de quedarse serio, como si no le importase el comentario, pero terminó haciendo todo lo contrario—¿Qué? —Empezó a reír y levemente sus mejillas se sonrojaron.

—Hablo en serio, ella es buena bailando, es carismática y siendo honesto...muy bonita...—

Matt lo miró de forma seria pero no intimidante, y vio como Chad cerraba los ojos y sonreía mientras decía esa especial cualidad de Amelia, Matt sonrió al verla en sus pensamientos, soltando inconscientemente un suspiro, Chad abrió uno de sus ojos para vigilar la reacción de Matt.

—¿Te gusta no es así?—

—¿Qué? —Matt fingió una risa escandalosa—Por supuesto que no...ella es como mi mejor amiga, no podría...—

Chad también empezó a reír y se levantó de su asiento para irse, pero antes le dio a Matt unas palmadas en su hombro y lo miró.

—Supongamos que te creo...pero esas mejillas que tienes, delatan más que la nariz de Pinocho—Chad tomó su muleta y se fue sonriendo.

Tenía razón pensó Matt al verlo irse, era malo ocultando sentimientos, aunque los quisiese enterrar en lo más profundo de su corazón, siempre los expresaba en los momento que ya no podía más. Mientras daba un paseo por el circo, iba pensando en las personas de su alrededor, su padre especialmente, era difícil controlar su carácter, llevaba un par de años peleando con eso, pero es la cosa más difícil, le frustraba tanto, tan solo corría hasta llegar a un peñasco que se encontraba cerca del circo, subía a lo más alto y se quedaba ahí sentado, contemplando el hermoso paisaje de la ciudad y del sol cuando se acercaba una puesta de este, se quedaba ahí hasta que no hubiese ningún rayo de sol brillando en su esplendor, una forma tan hermosa de meditar y ponerlo tranquilo, como si ese atardece se llevara todo su mal sentir, y entonces al caer la noche, iba directamente hacia su caravana para descansar, esperando otro día.
Matt despertó al oír ruido que hacían todos los trabajadores del circo, quedaba poco tiempo para la próxima gira, y todos estaban muy apurados, empezó a estirar su cuerpo bajo las sábanas, y llevó su mano hacia el reloj que estaba por sonar, desactivó la alarma antes de hacer ese desagradable sonido y se levantó. Prácticamente usaba sus pijamas y ropa ordinaria para todo, la mayoría eran pantalones cortos, sus jersey coloridos y poleras de un color único cada una, al levantarse, sólo sostuvo su cabello con un gorro, se puso una de sus tantas poleras y por último sus converse azules, fue a su pequeño maletero que ocupaba para algunos trastes, sacó un termo y lo llenó de leche combinada con saborizante de chocolate y mucha azúcar, no podía bailar con el estómago vacío. Salió con su rostro aún perdido, y de pronto caminaba hacia un lado y después al otro, como un ebrio a causa de la falta de sueño, llegó a donde siempre ensayaba con su padre y tan sólo vio a la bailarina, ni siquiera Ben se encontraba ahí.

Perjuicio [Popee The Performer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora