nuestro pecado

CAPITULO CINCO

Llegue a mi habitación como una niña pequeña, feliz como nunca me puse a saltar en la cama mientras reía.

Ya no importaba nada, ni el bien ni el mal, no había cielo ni infierno ni tampoco un Dios o un demonio que nos puedan juzgar, solo éramos él y yo juntos y ya nada más importaba; al diablo todo solo me importaba este amor.

Después de reír y disfrutar mi alegría me fui a dormir antes de que alguien me escuchara y piense que estaba loca, ya talvez lo estaba, ese hombre me iba a enloquecer pero de una manera que jamás había experimentado ni podría pensar que llegaría a suceder.

Y así me dormí con el objetivo claro en mi mente, no me importaría ya nada, solo disfrutaría de estar a su lado; el estar juntos.

Al día siguiente fui a su encuentro, pasamos juntos todas las tardes desde entonces, conversábamos nos reíamos incluso nadábamos en el lago, disfrutábamos de nuestros besos y caricias, todo era perfecto, no había nada más que nosotros en nuestro pequeño y perfecto mundo, pero la vida no es como en los cuentos de hadas y no existe el felices por siempre porque al final todo cambio y nuestro mundo perfecto tuvo que terminar.

Aquel día desperté de un humor inmejorable, hacia un día precioso, podía escuchar cantar a las aves y el viento soplar mientras movía las hojas de los árboles, a pesar del viento no hacia frio sino que te refrescaba del sol, era muy irónico ya que ese día todo se vino debajo de una forma en la que no me lo esperaba.

Llegue a la tarde a mi refugio y como siempre Bastián estaba esperándome, solo que en vez de estar relajado como siempre estaba muy nervioso, caminaba de un lado a otro, se veía tan hermoso aun estando así, aunque a decir verdad siempre estaba hermoso sin importar nada, era simplemente perfecto, pero quien pensaría que detrás de tal perfección se encontraba un gran vacío.

-Qué te pasa Bastián, te noto nervioso ¿Por qué estas así?

-Es que… yo….lo siento Joanne pero esto debe acabar, no está bien, nada de lo que estamos haciendo está bien.

-Pero ya hemos hablado de esto, no importa está bien.

-No esta bien, ese es el problema, es acaso que no lo entiendes, Joanne yo te quiero-me lo dijo mientras sostenía mi rostro entre sus manos-pero no podemos seguir así por siempre y es por eso que me voy a marchar.

Me quede atónita por sus palabras, me había dicho que me quiere e hizo que mi corazón se acelerara como loco y luego como un balde de agua fría me dice que se marcha, así como así, sin más.

-Bastián, que dices estás loco, no puedes abandonarme así, marcharte sin más; donde quedaron las promesas que nos hicimos; donde quedo yo-sentí como mi alma se caía a mis pies, y esa picazón en los ojos de cuando sabes que vas a llorar, pero no lo hice tenía que ser fuerte, no pensaba derramar mis lágrimas, así que me las trague junto al nudo que se formó en mi garganta, lo vi a los ojos esperando una respuesta.

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BASTIAN

Dios, me sentía morir, no podía soportar verla así tan destrozada y haciéndose la fuerte, evitando derramar sus lágrimas las cuales no merecía, era tan hermosa que me dolía, me partía el corazón verla y saber el daño que le estaba causando, había cometido un gran error; pero es que me robo el corazón solo verla, era hermosa como la mañana, delicada como una rosa pero fuerte como sus espinas, era tan transparente como el agua del lago y tan pura e inocente como un ciervo asustado; no podía hacerle esto, no podía destruirla de esta manera.

La quería tanto, en verdad la quería y me daba miedo sentirme así pues no era correcto; por eso me iré, tengo que irme porque es lo mejor, no voy a seguir lastimándola, no se lo merece, esto se estaba saliendo de control, me voy porque la quiero; si, la quiero y por eso hare lo mejor para ella, aunque ella no lo sepa y le duela, sé que será lo mejor, algún día me olvidara; aunque sé que yo no la olvidare a ella eso sería imposible.

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-Lo siento Joanne pero es lo mejor que puedo hacer por los dos, se lo que prometí y lo siento enserio, pero tengo que hacerlo, no espero que lo entiendas.

-Está bien, como tú quieras, si esa es tu decisión pues ándate, ándate ya no quiero verte, lárgate de mí vista-y me derrumbe, caí al suelo y llore desconsoladamente mientras él me observaba, levante la vista y lo vi aun ahí parado, así que le grite que se vaya y me deje sola y se fue, pude ver como se marchaba, sentí como si todo a mi alrededor se derrumbaba, como si todo mi mundo estuviese terminando; de nuevo.