CAPITULO OCHO

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Aquella noche me quede en vela pensando como podría hacer que el maldito Duque no quitara de mi lado a mi dulce princesa porque para mí eso era ella, una princesa y más que eso un ángel, el ángel que me salvo de todo una señal del cielo para saber que debía cambiar que las cosas tenían que ser diferentes e ir mejorando pero nada de eso ocurría las cosas solo empeoraban más y más y no sabía cuándo todo terminaría explotando porque el que no ocurriese era imposible.

Yo había intentado huir del amor pero llego ella para enamorarme y enseñarme lo contrario que valía la pena amar, enamorarse y desear a alguien con todo a tu alma, el sentir esa necesidad de cuidarla protegerla darle todo, esta chica me había echo caer en brazos del amor y ahora ya no podía ni quería escapar solo me quedaba seguir luchando por ella y nada más.

aquella noche hice la cosa más estúpida de todas decidí que iría a su habitación y la sacaría de ahí, si huiríamos juntos no se ha dónde pero no me importaba, tenía que tenerla o moriría, así que sigilosamente entre por donde tantas veces la haba visto alejarse de mí, fui con cuidado de no despertar a nadie ni ser descubierto pero al ser un convento alejado no había mucha protección ya que era muy seguro, fue muy fácil entrar y yo era un experto en infiltrarme en lugares sin ser detectado, lo difícil era encontrar su habitación y rezar porque tuviera una para ella sola y no una de esas habitaciones compartidas porque eso lo complicaría todo.

estuve como meda hora recorriendo todo el convento ya que era enorme hasta que finalmente di con Joanne estaba plácidamente dormida en su cama y se veía realmente hermosa, lucia como un ángel aunque ella era un ángel, me acerque despacio y la admire en silencio por un largo rato hasta que comenzó a moverse y pensé que se levantaría, pero no, estaba teniendo una pesadilla, me quede helado sin saber que hacer hasta que oí como lloraba y pedía a alguien que la dejara que no le hiciera nada, luego se paró y grito tan alto con todo dolor que sentí morirme y grito por su padre al cual al parecer habían matado, me asuste tanto y casi tropiezo con su mesita de noche haciendo caer una fotografía, la recogí y cuando me fije en ella sentí como mi sangre se helaba de a poco, ese hombre el cual salía alado de la pequeña niña era el mismo mercader al cual años atrás yo mate y esa niña no podía ser otra más que Joanne, pero no era posible eso significaba que yo había matado al padre del Joanne yo le había causado todo ese dolor y yo había sido el culpable de todo, eso no era posible era una pesadilla realmente no podía estar pasando.

sentí como mi vida se iba a mis pies como todo mi mundo se derrumbaba, yo era el culpable del sufrimiento de mi ángel y no se merecía que la lastimara más, yo no me la merecía, lo mejor era no haber vuelto así las cosas no hubiesen empeorado pero volví y ahora sentía todo romperse era tarde todo había explotado ahí estaba el karma me devolvía el dolor que yo había causado años atrás ahora yo era el que sufriría porque había perdido a Joanne la perdí para siempre y ya nada volvería a ser igual jamás.

Me fui de ahí lo más rápido que pude huyendo con la idea de jamás volver esta vez ya no iba a causar más daño no podía hacerlo tenía que arreglar muchas cosas antes de volver, era hora de pagar mi errores y nadie más para hacerme pagar que la justicia, no la vería en mucho tiempo y si la volvía a ver seria después de estar limpio

nuestro pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora