[I will always...]

1.4K 171 28
                                    

El reconocimiento con Quinn fue rápido y efectivo; el Galaxy 1 estaba a salvo de cualquier flota enemiga, a salvo de cualquier ola de caza recompenzas.
Habíamos dejado al Señor Comandante lo suficientemente herido para que nos dejara en paz por un buen lapso.

De regreso a la nave pasamos por un Planeta Basura, de esos en los que todo tipo de formas de vida botaban desperdicios y una cantidad increíble de cosas inservibles, al punto que algo de esa chatarra inclusive había formado anillos alrededor del planeta.

—¿Hay algo interesante ahí, HUE?— pregunté con curiosidad, disminuyendo un poco la velocidad; a veces los torpes se deshacían de cosas que, con un poco de mantenimiento, quedaban como nuevas para darles buen uso. De lugares así había sacado incontable cantidad de cacharros que me servían de intercambio para conseguir información o armas.

Nunca estaba de más buscar en donde nadie más lo hacía.

—Si te llama la atención, hay un piano vertical bastante antiguo a unos metros de aquí; mediano, madera de caoba, de la marca Ranisch. De esos que uno puede ver en una cantina al estilo del Viejo Oeste.

—¡Vaya! Ese vejestorio podría valer una fortuna en la Tierra, ¿acaso tocas el piano, Avocato?

—Te sorprenderías con todas las cosas que puedo hacer, Airgon.— expliqué, ajustando la dirección de la nave Hawk para recoger dicho instrumento. —¿Hay espacio para esto en el Galaxy 1, HUE?

—Seguro, amigo.

°°°

Regresamos a la nave, colocamos los Hawks en su lugar y, al bajar, los robots nos ayudaron a llevar el piano para darle mantenimiento y colocarlo en alguna zona de la nave.

—¡Papá!— mi hijo corrió a mí y saltó, dejándome atraparlo en mis brazos.

Nunca creí que podría abrazarlo así de nuevo, decirle cuánto lo amaba y cuánto lamentaba haber hecho lo que hice, pero se lo compensaría.
Cada día que estuvimos separados...se lo compensaría, porque podía hacerlo.

—¡Hey! ¿Qué hiciste mientras estaba afuera, pequeño?

—Una inspección de la nave, aparté mi habitación y estuve molestando a K.V.N, no pude contenerme.

—No te preocupes Little Cato, nadie quiere a K.V.N

—Gracias por aclararlo, HUE.— contesté, cargando a mi hijo en mis hombros, disfrutando del sonido de su risa.

—¿Todo en orden allá afuera, Quinn?

—Seguro HUE. Éste sector está fuera del dominio del Señor Comandante y de la Guardia Infinita, así que podemos estar tranquilos, ¡pero no vulnerables!— ordenó, pero se escuchaba relajada, animada.

«Todo en orden

—¿Y Gary, HUE?

—Está ocupado, Airgone.

—¿Haciendo qué?

—No lo sé.— aquella inteligencia artificial se negó a seguir dando respuestas, y nosotros evitamos las preguntas.

Había sido un día agotador, así que fui a la habitación contigua a la mía, donde se había instalado mi hijo; estuvimos un par de horas conversando, hasta que se quedó dormido.

Estaba cansado, sí, pero no con ganas de dormir aún, así que busqué a los robots y el piano que habían terminado de arreglar.

Con suerte quizá podría distraerme un poco, en lo que el sueño me alcanzaba, sin despertar a nadie más en la nave.

Pero no tuve esa suerte.

Our StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora