Our Story

[Sick of loosing Soulmates]

"Qué ser
tan extraño
eres.

Sólo las estrellas
sabrán dónde
estaría yo
si no me
hubieras encontrado
  solo sentado
en la oscuridad.

Una tontería
en la juventud...

Mirando
sueños rotos."

Sentí un escalofrío al escucharlo tocar la puerta; era como si un pedazo de mí estuviera ansioso por verlo, y la otra mitad...me hacía sentir tremendamente aterrado.
Y lo peor es que no lo entendía.
¿Cómo mirarlo a los ojos sabiendo que sentía algo por él?
¿Cómo hacer para no arruinar todo?
«"No lo arruines como yo lo hice."» pensé en las palabras de Quinn, pero eso no me tranquilizaba exactamente.

HUE se había dado cuenta, Quinn también, ¿alguien más lo habría notado? ¿Por qué nosotros nos tardamos tanto en percatarnos...de lo que sea que estaba pasando?

Respiré profundo y me senté en la cama, pues aún me sentía muy adolorido y agotado para levantarme y abrir la puerta; además, más que nada, si lo tenía frente a mí, no sólo entraría en pánico...sino que también me darían unas ganas colosales de abrazarlo.

—E-Está abierta.— contesté, notando un nudo en mi garganta a causa de los nervios; fue gracioso e irónico pensar que ni siquiera con Quinn me había sentido así de...asustado.
Quería sorprenderla, sí, pero...Avocato me conocía.
Era distinto.
Todo era distinto con él.

La puerta se abrió y entró; se le veía tranquilo, sereno, inquebrantable.
Yo me estremecí e hice lo posible por sonreír lo más casual posible, pero...ya estaba ruborizado.

Dejó la puerta abierta y se recargó contra el umbral de tal, sin apartar su vista de mí.

—¿Cómo te sientes?
—Mejor, sólo un poco cansado. Nada que el Capitán no pueda manejar.— respondí, encogiéndome de hombros, procurando verme más seguro de lo que me sentía.
Él rió y asintió con la cabeza, desviando la vista.
—Es bueno escuchar eso, Gary. Todos estamos muy preocupados por ti.
—Escuché que K.V.N me conseguiría galletas, esa hojalata inútil...
—Se comió algunas y HUE no le dejó tomar ninguna hasta que te recuperaras.
—¿Estaré fuera de la acción mucho tiempo?
—Al menos un día, acorde a las órdenes de HUE.
—¡Uuuuuuugh~! Moriré de aburrimiento.— exclamé con exageración, tumbándome boca arriba; el ventrexiano rió de nuevo, se acercó y se sentó a los pies de la cama, en la orilla, aún sin mirarme, lo que era bueno, porque si me miraba de nuevo, me pondría a temblar.

—No creo. Te mantendremos distraído, no tendrás oportunidad de aburrirte.
—¿Tocarás algo para mí?
—Por Júpiter, a veces creo que haber traído ese piano fue una metida de pata.
—¿¡Bromeas?! Estás jugando amigo. Tocas increíble Avocato, y todos amamos tu voz cuando cantas.— solté sin pensar, y al darme cuenta de lo que había dicho, deseé arrojarme a un agujero negro.

«¡La dura madre! ¿Cómo se me ocurrió decir semejante idiotez? Seguro ahora todo se pondrá súper incómodo...» pensé, odiándome internamente por unos segundos fugaces.

—...¿lo dices en serio?
—Siempre digo todo muy en serio. Me conoces, Avocato.
—Sí, eso me gusta de ti.—

Silencio.
Si él se ruborizara, si pudiera verlo así, moriría feliz.