Capítulo 10. Besar a un chico lindo

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Cindy había recibido información de que su nuevo jefe inmediato era Charles, se sintió como una prostituta de calle, siendo cambiada de una esquina a otra. Ya quería que se pusieran de acuerdo de una buena vez con respecto a su situación, además eso de que su nuevo mejor amigo temporal fuera su jefe no le gustaba mucho, ella odiaba a sus jefes, era la ley natural hacerlo, pero razonando, también su antiguo y mejor amigo en espera, la mayoría de las veces le caía mal, así que no habría mucha diferencia. Con suerte Charles sería un mejor jefe si se esforzaba por complacerla.

Aunque Cindy no era fans de los espejos, esa mañana no pudo evitar ver el estado de su cabello. Estuvo a punto de despertar a Judas para que igualara la otra parte de su cabeza, pero Judas recién despertado era mortal, así que mejor optó por las tijeras.

IQI

Charles debía empezar muy temprano su rutina ese día, el problema estribaba en que no había podido ir a su departamento y no tenía un cambio de ropa allí. Usar la ropa de Roger era algo impensable.

—Enano quiero huevos benedictos de desayuno y prepara el auto que tengo cita con el doctor.

Charles se sorprendió de ver a Roger vestido adecuadamente, parecía que hasta había tomado una ducha, y pese a la inflamación del rostro estaba caminando, algo que no había hecho en esos dos días cuando tenía que casi cargarlo sobre su lomo hacia cualquier lado.

—Te conformarás con huevos revueltos —respondió sin ánimo, dirigiéndose a la cocina.

—Eres realmente un fraude gnomo. También necesito mis pastillas, el dolor está comenzando. Y esta vez quiero la dosis adecuada, ayer me drogaste feamente, tal vez querías violarme pequeño gnomo pervertido, pero hoy no lo intentarás de nuevo.

—De cada cien palabras que pronuncias noventa y nueve son estupideces, ¿sabías?

—Una no lo es, así que me doy por satisfecho —celebró Roger quien había amanecido tal vez de demasiado buen humor y ni él mismo entendía la razón.

Charles rodó los ojos y sacó los implementos de cocina para hacer los huevos, encendió la cafetera y colocó a tostar pan. Estaba absorto rompiendo los huevos cuando notó la mirada inquisidora de Roger sobre él. Era incómodo cocinar con él pendiente de cada uno de sus movimientos.

—¿Ahora qué pasa? ¿Tengo algo? —cuestionó soltando el sartén.

—Demasiada grasa y poca masa muscular.

Ya iba a reventar, estaba harto de Roger burlándose de su físico, nadie lo había hecho desde hace tantos años para que él viniera a intentar bajar su autoestima.

—Pero no es eso —continuó Roger—, creo que ayer soñé contigo.

—¡¿Qué?!

—Yo soñé algo como que muy lejano, como que yo era un niño, ya no recuerdo bien... fue...

Charles sudando frío sirvió rápidamente dos tazas de café, colocando una frente a Roger para desviar su concentración.

—¡Buenos días! —gritó Cindy haciendo acto de presencia.

Ambos voltearon de inmediato hacia ella. Charles exclamó un grito grave y sin preverlo dio dos pasos hacia atrás, del susto la mitad del contenido de café en la taza se regó sobre su pecho. Roger no fue tan expresivo con su reacción pero sí que estuvo un rato tragando saliva procesando la imagen frente a él.

La acosadora de feosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora