Sueños

1.8K 194 86
                                    


Capítulo 12: Sueños.

Todo había, relativamente, regresado a la normalidad. Momo había salido del hospital y Aizawa había apaciguado el alboroto que Bakugou había causado. En cuando al mismo Katsuki... Estaba cumpliendo horas de servicio comunitario que era la nueva regla que dictaminaba el uso indiscriminado de los quirks en áreas públicas, pues sí bien había sido por una buena causa, había causado más destrozo de lo que había ayudado.

"¡Dejen de botar basura malditos animales!" Gritó el rubio asustando a los transeúntes del parque en el que se encontraba.

"¡Perdón, no volverá a pasar!" se disculpó rápidamente el niño obeso quien acababa de botar el depósito de su helado, antes de recogerlo y salir corriendo. Bakugou dejó salir todo el aire por su nariz, decir que estaba harto era poco. 'Solo es una semana más' se dijo a sí mismo 'una maldita y dolorosamente larga semana'. Aizawa había cumplido su palabra y había aminorado la sanción, pasó de posiblemente ser recluido en una correccional a cumplir seis semanas de servicio.

"¡Mierda, yo no merezco esto!" Gritó con rabia mientras tiraba el recogedor de basura y la bolsa negra de desperdicios al suelo. Entonces y por una milésima de segundo la imagen de Momo en el hospital pasó por su cabeza. Lentamente y sin decir nada volvió a recoger los objetos del concreto y siguió con su labor un poco más calmado.

...

"Bienvenido, amo Bakugou" saludó la mucama haciendo una pequeña reverencia cuando el rubio entró por la puerta principal.

"Sí, hola, como sea. ¿Dónde está Momo?" Cuestionó a la chica.

"La joven ama se encuentra en sus aposentos" Indicó la castaña, era muy guapa, pero demasiado servicial también. Ya acostumbrada a la actitud tosca del rubio se limitó a hacer otra pequeña reverencia y seguir con su trabajo.

Katsuki, sabiéndose ya el camino de memoria, hizo un gesto con la mano a modo de despedida antes de subir las escaleras, avanzar dos pasillos, girar a la derecha, pasar de largo un pasillo más, girar a la izquierda y entrar en la tercera puerta a la derecha.

"Katsuki" Saludó la pelinegra, quien se encontraba recostada en el sofá seguramente leyendo un libro complicado por la apariencia del mismo. Ya no tenía vendajes pero seguía en reposo obligatorio en su hogar.

"Traje los mangas" Señaló a la bolsa de plástico que traía consigo mientras caminaba hacia Yaoyorozu. "Pero estos son los tomos 5 y 6 todavía no puedes leerlos" Comentó mientras ponía su mano derecha sobre su hombro izquierdo y empezaba a girarlo.

"¿Estás cansado?" Interrogó la chica bajando su libro para inspeccionar a su amigo. Cuando bajó el libro Katsuki pudo ver como un manga se asomaba por sobre el libro.

"He, ¿escondiéndolo de tu madre?" Preguntó sabiendo perfectamente que a su madre no le gustaba que tuviera ese tipo de lectura.

"¿De quién más lo estaría escondiendo?" Cuestionó ella con una ligera sonrisa. Bakugou dejó su bolsa y la mochila en la que traía la ropa sucia que había utilizado toda la mañana para limpiar las calles junto a la mesa. Se dejó caer pesado sobre el sillón en el que estaba sentada ella y se hundió en el mismo adoptando una postura en la que estaba más bien recostado, luego cerró los ojos y dejo de pensar en todo, poniendo su mente en blanco.

Era curioso, la casa de Momo al principio le había parecido extravagantemente grande e innecesariamente lujosa. Se había sentido como pingüino en el desierto la primera vez que había entrado, luego de que a ella le habían dado de alta pero debía regresar por reposo forzoso a su propia casa. Cinco semanas después ya no se sentía así, le gustaban los muebles y la habitación de Momo, espaciosa y elegante pero también muy acogedora. Varias veces se había descubierto dormitando a sí mismo en aquel lugar.

BROTPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora