Prólogo

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El general camino sigilosamente, entrando al Palacio del Rubí Rojo, observo por todos lados la desolación y el silencio sepulcral que lo rodeaba, las doncellas le hicieron una reverencia ante su presencia, para luego ir avanzando rápidamente alejándose lo más pronto posible de la presencia de su soberana, ella como siempre no estaba del mejor humor.

El sabia que ella no lo atacaría era en el único que aún confiaba luego de lo que paso, después de eso ella le había declarado la guerra a todo ser vivo que se interpusiera en su camino, y acabaría con cualquiera que fuera un estorbo para sus planes, avanzo hasta llegar a donde ella se encontraba recostada entre amplios cojines rojos y delicadas sedas finas caían en una mistura de colores brillantes de diferentes tonalidades, grandes pulseras de oro dragón rodeaban sus brazos y tobillos desnudos, ella le gustaba moverlas haciéndolas sonar mientras caminaba.

El general Wu Min Tai llego hasta su presencia postrándose en una amplia reverencia ante ella, en forma de respeto, ella levanto la cabeza perezosamente viendo que se trataba de su general de mayor confianza, tan interesaba como estaba en lo que él iba a decirle se sentó en medio del lecho demostrando su belleza en todo su esplendor, los hermosos y largos cabellos rodeaban su cien en delgadas trenzas entrelazadas estas en hilos de oro haciendo aún más exótico su precioso cabello combinándose entre ellas cabellos negros como la oscuridad más grande con otros rojos, siendo estos sostenidos por una gran corona de oro rojo con piedras preciosas relucientes ante la luz de las llamas del salón.

Despidió a todos los presentes para que la dejarán sola con el gran general, las doncellas y guardias reales salieron como sombras efímeras rápidamente dejando a su señora para que pudiera tener más privacidad para conversar con él, como presintiendo que algo grande iba a suceder.

Ella se levantó caminando hasta donde estaba las copas de vino, el gran general pudo escuchar el suave tintineo de las pulseras en su andar, produciendo un hermoso sonido atrayante como parte de su encanto, sirvió dos copas de vino volteando para hablarle:

- Bebe una copa antes, debes estar sediento por venir con tanta rapidez a informarme, le dijo ella.

- Gracias mi señora, respondió él bebiendo de la copa que le fue ofrecida, para luego dejarla de nuevo donde estaba la botella de vino.

- Ahora si Gran General, dime pudiste cumplir con lo que te encomendé, preguntó ella.

- Si mi señora, pude llegar al palacio del reino, me entere que ya se ha forjado el pacto de paz entre ambos reinos, respondió él.

- ¿Y solo eso pudiste averiguar?, pregunto ella.

- Mi señora también escuche que el Emperador del hielo va a tomar a la princesa sirena como su Consorte para establecer una unión con ese reino también, dijo el general.

- Así que son de esta manera las cosas, dijo ella sonriendo bebiendo de la copa de vino.

- Mi señora ¿Cuál es el siguiente paso a seguir?, preguntó el general.

- El siguiente paso es el de debilitarlos a ambos desde dentro, una vez que logremos acercarnos a ellos podremos lograr lo que tanto he deseado, dijo ella.

- Pero mi señora Yan Da, no cree que es tiempo de dejar pasar las cosas, han pasado diez años desde lo que ocurrió, usted debería olvidar y seguir adelante, dijo el general.

Ella lanzó la copa que tenía en las manos al suelo derramando su contenido y destrozándose contra el suelo, el general retrocedió dos pasos lejos de ella.

- ¡Olvidar!, ¡Acaso tu piensas que yo algún día podré olvidar lo que nos hicieron!, ¡Nunca!, me oyes Wu Min Tai, yo no olvidare todo lo que nos han hecho, le dijo ella.

- Señora usted es la reina de toda Montaña Nevada, esta en su puro derecho, debería dejar eso atrás y reinar y cuidar de su pueblo, le dijo el general.

- Y así será una vez que logré ver suplicando ante mi pies al emperador Kasuo y me bañe en la sangre de mi padre, le respondió ella.

- Pero su alteza, eso es como buscar para usted su mal, solo le traerá dolor sin darle la paz que usted necesita, caminara y traerá a usted un camino lleno de infelicidad, le dijo el general.

- Pues que así sea yo seguiré el camino que me he trazado, así sea un camino de dolor, yo pavimentare mi camino con su sangre con cada gota de su real sangre, mi venganza será el fin de este camino que me he impuesto, vengaré el dolor que ambos me produjeron al asesinarlo por su conveniencia, dijo ella con gran angustia.

- Pero mi reina el rey no quisiera que usted tomará el camino de la venganza, a él no le gustaría verla así, dijo el general tratando de que ella entre en razón.

- Entonces es un alivio que el ya no pueda verme, digas lo que digas no desistiré, solo lo haré cuando tanto mi padre como su hermano me paguen con su vida y sufrimiento por lo que hicieron, quiero que paguen su cobardía, la humillación que le hicieron sentir, quiero que todos ellos sientan en carne propia lo que el paso, al sacrificarlo al saber que el era más poderoso que ellos y que algún día podría ser una amenaza, quiero que recuerden como nos usaron para sus fríos planes, quiero que vean la muerte ante mis ojos, dijo ella.

Wu Min Tai, observo por unos momentos a su hermosa reina, vio su dolor, vio su ira y angustia por haber perdido al amor de su vida, nadie podría convencerla de no seguir con su venganza, solo le quedaba a él cumplir la promesa que le hizo a su rey antes de morir, la cuidaría y velaría por ella para que nada le pase.

- Me estas escuchando Wu Min Tai, le dijo ella sacándolo de sus pensamientos.

- Si mi reina, respondió él.

- Quiero que tu seas mi arma contra Kasuo, vuélvete indispensable para que él, que no sepa como guiar a su reino sin ti.

- Haré lo que usted desea mi señora, respondió el.

- Puedes irte, le dijo ella.

- Si mi señora, respondió el general haciendo una reverencia para luego salir del salón.

Yan Da al verse sola volvió a adentrarse en sus pensamientos, para dejarlos salir tenuemente de sus labios: - Mi amado Ying Kong Shi, falta muy poco para que vengue tu muerte, solo espérame amado mío que una vez que lo haga iré hasta ti, diciendo esto se volvió a recostar en el lecho cerrando los ojos para volver a soñar con su amado.    

CAMINOS DE SANGRE - YANDA/SHIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora