"ENCUENTRO INCÓMODO"

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Caminé durante horas solo y sin rumbo por las calles de Londres. A pesar de arrepentirme profundamente por haber actuado tan histérico e impulsivo, sabía que había hecho lo correcto al salirme de casa. Mi madre siempre fue muy controladora conmigo. Ella estaba segura que yo volvería arrepentido a pedirle perdón y que me aceptara de nuevo en su casa, pero eso no pasará. Fue una etapa en mi vida que ya deje atrás, ahora solo quiero concentrarme en mí.

El frío empezaba a traspasar el fino suéter de algodón que yo traía encima desde horas otras, la noche comenzaba a hacerse presente y los faroles de luz de las casas empezaban a encenderse, anunciando hospitalidad dentro de ellas. Las aves hace tiempo dejaron de dominar los cielos, ahora lo único que los dominaba, eran las cantidad de estrellas que aparecían poco a poco.

Ver la luna (aunque esta fuera tan débil) me recordaba de cierto modo a mi abuela, ella vivía en Atlanta desde que yo tenía seis años. Es mi mejor amiga. Una vez me dijo que siempre que yo me sintiera solo mirara la luna, que ella estaría viéndola también, así nosotros no estaríamos tan lejos.

En un punto de mi viaje llegue a un parque un poco alejado de todo, desde ese lugar se podía ver parte de la ciudad, se podía divisar a lo lejos los carros pasar por las grandes avenidas. Tome asiento en una banca de ahí. Para mi desgracia estaba en un lugar poco apto para reflexionar.

—Ahh. —Se escuchó un gemido provenir de los arboles detrás mío.

Estaba en el parque donde van las parejas a "Demostrarse amor" por las noches. O más bien a coger. De todo lo que traía en la cabeza olvide ese mínimo detalle. ¿Qué yo conozco el parque? Toda la ciudad lo conoce y sabe de su reputación ¿Qué yo conozco el parque desde dentro de él? Ese, es un tema más complejo. Y sí, lo conozco, aunque me llamen depravado. Recuerdo una vez que lleve a una chica ahí, pero nada paso, yo no llevaba preservativo así que ella se fue. Como sea.

No podía pasar la noche ahí y que al siguiente día me vieran salir, y no solo salir, si no salir solo.

—Hola. —Me saludaron.

Al girarme hacia el cuerpo que se encontraba sentado al lado de mí, vi a la única persona incapaz ante mis ojos de estar en ese lugar.

— ¿Qué haces aquí? —Le dije a Harry. Tenía una linda y agradable sonrisa. Soltó un suspiro y bajo la mirada.

—Mi hermana me trajo. —Respondió con pena y mi cerebro mal pensó todo.

— ¡¿QUÉ!? —Dije asustado.

— ¿Qué? —Preguntó confuso. —Oh... ¿Qué? —Hizo una mueca y yo negué con la cabeza. Lejos de lo que pensé que sería su reacción, rio. —No —Suspiré aliviado. —No, No, No, No, No. —Repitió rápidamente, aun riendo. —Ella vino con su novio. Mamá no la dejaba salir y que yo viniera fue el trato para conseguir su permiso. Veo que ese hecho no interfirió en sus planes de media noche. Mal pensado. —Volvió a reír.

—Lo siento. —Intente disculparme.

—No importa. —Me volvió a sonreír de esa manera tan especial. —Un minuto, ¿tú que haces aquí? —Esa era la pregunta que esperaba que no hiciera. —Creí que no eras de esos, al menos eso fue lo que me dijiste. —Pude notar varios sentimientos cruzados en ese momento, un poco de decepción, un poco de enojo, un poco de tristeza. No quería eso, no quería que él se sintiera mal, no quería que pensara que soy como mis amigos, quería que me viera diferente, como un amigo en el que se puede confiar.

—No, no, no, no —Fui yo el que negó rotundamente esta vez. —Soy diferente, te lo juró.

—Entonces ¿por qué estás aquí?

Historias de Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora