20 de junio de 1945
Dunkerque, Francia.
Querida Gretchen:
Son tantas las cosas que quiero y necesito contarte, quizás este simple papel no sea suficiente, lo lamento por eso...
"¿Por qué te convertiste en esto?"
"¿Enserio querías esta vida para ti?"
"No pareces ese tipo de mujer."
Esos comentarios, no puedo creer que mi vida hoy este pasaba en ellos. Sin embargo no me arrepiento, jamás lo haría, prefiero escupir sangre a ver cómo mi país es destruido y la esperanza en un futuro mejor se va. Fue algo inevitable, ¿mis esfuerzos fueron en vano? ¿Sacrifique tanto para nada? Solo espero que si de algo sirve mi voluntad sea para bien de todos, que nuestra patria, sé que así lo ves ahora, no sea una cárcel para nosotras mismas que nacimos, crecimos y vivimos tantos años felices en este bello continente antes de que estallara la guerra y todo acabara.
No puedo creer que llegaríamos a esto. Y pensar que años atrás era enfermera. Amaba esa profesión y aún lo hago pese a que la vida me impidió seguir en ella como me gustaría. Ver que mis conocimientos han ayudado a tantos soldados e incluyéndome a mí misma es lo más gratificante.
Aún recuerdo aquel día en que nos conocimos... Te veías como un fantasma, pero no más que yo. Tanta sangre derramada, incluso la mía, era simplemente demasiado.
Muchos de los soldados que venían conmigo en la ambulancia, mis compañeros franceses y británicos, pensaron que él jamás le dispararía a una mujer, sin embargo lo hizo, para ellos el Oficial Amédée era un caballero, para mí no. Él era igual a todos los demás que me discriminaban por ser mujer, como si todo lo que daba por mi patria fuera en vano o insuficiente, escupiéndome en la cara, sobrepasándose conmigo por sus cargos de "alto rango" y viéndome desde arriba descarada y repulsivamente. Nadie más que tú vio como conduje por las calles de Estanburgo con mi pierna izquierda sangrando por defenderme de él, lo importante era ayudar a mis compañeros heridos a salir de allá en el ferrocarril francés que iba camino a Cherburgo, eso nunca lo reconocieron ellos. Jamás les dije que él me había violado semanas atrás y que de ser por su voluntad me mataba ahí mismo. Llegue a un estado en el que no me importaba mi vida, tenía rabia, aún la llevo conmigo, saber que lo asesinaron para mí no fue algo inimaginable por todas las mujeres a las que ese maldito les destruyo la vida. Lo merecía, así como todos los que profanan de esa manera, pero a veces la justicia es ciega con nosotras. Es la razón por la cual ahora estoy lejos de todo y la que tú desde hace tiempo sabes.
Desearía haberte conocido en otras circunstancias, antes de que participara en la evacuación de los ejércitos aliados en Dunkerque y dejara mi vida como enfermera para luchar por el fin de la guerra; mas no fue así. Pude ver en tus ojos tanto miedo que me estremeció más que ver mi sangre deslizándose por mi pierna. Debió ser horrible para ti, a mi país llegó la guerra, pero en el tuyo surgió.
Muchos te juzgaron, te viste a ti misma como una alemana huyendo hacia Francia y luego a Inglaterra cuando la concepción del muro de Berlín destruyo a tu familia. Lo lamento, lo lamento mucho. Lamento no poder estar ahí para cuidarte y darte el apoyo que merecías. Lo siento por no ser suficiente para ti y mi país. Debí ser fuerte y correr, aunque fuera arrastrándome y llegar a ti, a mi patria con los que quedan de mi familia. Ahora, luego de que me amputaron la pierna, estoy prisionera aquí, donde creo que moriré. Incluso todas estas palabras, escritas a mi puño y letra, me condenan por todo lo que expreso.
Le doy gracias a Dios de que con ellos pudiste llegar a salvo y viva a Inglaterra. Yo no pude, debía dejarlos ir, mi deber estaba aquí.
Antes era fuerte y la esperanza habitaba en mí. Debía serlo, acepte esto porque creía en ello, me convertí en esto por esos ideales. Al principio era el infierno, que sea mujer no limitaba el entrenamiento, tampoco el machismo que nos menosprecia por más que intentemos ser dignas del respeto de los hombres, que seamos vistas por ellos como trapos desechables. El único hombre que conocí, al que jamás vi abofetear a una mujer u obligarla a estar con él fue a mi padre. Por él reconozco que no todos son iguales pese a que frente a ellos, por más libertad que exista, por más derecho al voto a la palabra o al trabajo que lleguemos a alcanzar, seremos siempre vistas desde abajo. Le pido al Señor, que nos permita liberarnos de eso o que al menos permita a las futuras generaciones de mujeres vivir sin esos perjuicios.
Las sombras del pasado se arrastran, quieren crecer más profundo que la verdad de la guerra. Nadie puede evitar sentirse mal en la oscuridad, estoy dándome por vencida; ya no hay nada que puede hacer. Dicen que es el final de la guerra, ¿será cierto? Luego de tantos años... ¿Crees que soy digna de seguir viva hasta ese entonces? Porque yo siento que no podré resistir más meses luchando por sobrevivir. Los cuidados aquí son buenos, mis probabilidades de vida no son tan altas.
He esperado por tantos meses que algún día saldría de aquí, incluso si tomaba toda la noche o años luego de ese día en Estanburgo. Necesito un lugar para esconderme, no puedo encontrar uno cerca, tampoco puedo ir hacia alguno. Quiero sentirme viva, afuera puedo luchar contra mi miedo y por lo que amo. Puedo luchar por ti, por mi patria y para que nuestra voz sea escuchada. ¿A dónde podría ir ahora que mi vida me ha dejado atrás? Desangrarme en pedazos, piel y hueso es lo que me queda.
Pensé que encontraría una manera, no puedo evitar amarte, incluso aunque trate de no hacerlo, tampoco puedo evitar quererte, antes pensaba que moriría sin ti, hoy lo confirmo. Te extraño, vivir todo esto contigo fue mi luz en medio de tanta oscuridad. Hay un mundo profundo y vacío en mi alma, sé que aunque lo intentes no puedes salvarme. Quiero, necesito reiniciar. Me reconforta saber que estas en Inglaterra, protegida de tanto caos y sufrimiento.
¿Qué hay de ti? Quiero volver a los días plenos.
Sé feliz, nunca dejes de sonreír y de demostrar de lo que eres capaz. Mis últimas palabras son para ti...
Siempre tuya más allá de que el mundo se derrumbe con nosotras; más allá de la muerte, Elizabeth Gutteridge.
Contexto:
Novela histórica
Tema principal:La vida de una mujer soldado en la Segunda Guerra Mundial.
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Vidas a través de Tinta y Papel
General Fiction¿Estás seguro/a de qué la realidad supera la ficción? ¿En verdad lo díficil no es saber que todo es posible sino creérnoslo? ¿Confias en qué tu felicidad solo depente de ti? De no tener la respuesta a estas preguntas todas se encaminan a la palabra...