Mantener mi vista fija en el camino que recorrí, con Ricardo de copiloto, fue modestamente difícil y fascinante. Él se había encargado de animar el trayecto hacía la casa de mis suegros, cantando nuestras canciones preferidas. La melodiosa voz de mi prometido, y su innato talento para tocar la guitarra, siempre me han parecido la perfecta combinación para una memorable sinfonía. Cuando canta su dicción, de una forma muy sutil, cambia. Haciéndome sentir que su timbre de voz es tan bajo que solo yo puedo escucharlo.
Aquel día los señores Concepción cumplían cincuenta años de casados. Ricardo y yo madrugamos con la iniciativa de sorprenderlos; preparamos una pequeña celebración en la iglesia donde ellos unieron sus vidas. Rafael y Victoria eran amorosos padres e increíbles seres humanos: personas humildes, serviciales y de buen corazón. Ellos me han acogido como si fuera un segundo retoño. Su amor era tan puro y sincero que dicho sentimiento fue transmitido a su único hijo de por vida. Así como sus progenitores, la personalidad de Ricardo es acogedora y reconfortante.
El agraciado don musical que mi prometido posee fue una herencia de Rafael. A él también le apasionaban todas las emociones que la música le permitía expresar. Forman el dúo perfecto para cualquier presentación musical, y con Victoria como fan número uno, pueden llegar al escenario que deseen. El apoyo de ella es incondicional porque Ricardo es su mayor orgullo. Si bien nunca se dedicó a la música en el ámbito profesional, así como su padre, puso gran empeño en ser un entrañable y próspero escritor. Ambos tienen cierta inclinación por el arte, y poseen una casi idéntica sensibilidad ante ella. Para Ricardo la música es como la percepción que deja un buen libro en el lector: una emoción única impresa en páginas blancas. A los ojos de Rafael los sentimientos impresos llegaban más lejos si eran leídos con música de fondo y elocuentes rimas. Sin embargo, ambos concordaban en que no existe amor más incondicionalmente doloroso y bello, que el de un escritor a sus letras o el de un lector a su libro favorito; lo mismo sucedía con las canciones y sus autores... Incluso su manera de percibir el arte producía gran afinidad con sus conocidos. Es como si todos a su alrededor tuvieran la certeza de que ellos siempre serían una verdadera mano amiga.
Luego de dos horas de recorrido no pude dejar de pensar en cuál sería la impresión de mis suegros al vernos. Nuestra casa se encontraba a diez kilómetros de distancia, era un largo camino. Pero el anhelo de volver a verlos me mantuvo despierta hasta que Ricardo volvió a sus cinco sentidos. El sueño lo había vencido después de cantar ocho canciones.
—¿No me darás el volante?
—Quiero conducir este trayecto.
—Ya llevas mucho tiempo en ello.
—Lo sé, pero quiero hacerlo. Extrañaba manejar sin tanto tránsito. Es más tranquilo entre estas montañas.
—También es un poco más largo el recorrido... Pero esta vista lo vale.
—Concuerdo. Se respira mucha serenidad.
—También tiene una sublime belleza.
—¿La vista o el recorrido?
—Tú, y tú, y tú, y solamente tú...
Mis mejillas se ruborizaron al escucharle tararear parte del estribillo de una de mis canciones favoritas. Él sonrió. Ricardo mantuvo su mirada en mí hasta que le entregué el volante. Me pidió que continuara con la siesta que tuvo. Como si aquello me fuera posible. Para mí suerte desperté justo a tiempo para ser la primera persona en felicitar a mis suegros.
Desde un principio en mi relación con Ricardo he considerado que Victoria y yo tuvimos suerte al encontrarnos con hombres tan elocuentes como lo son él y Rafael. Nuestros amados artistas hacían que incluso los viajes más largos fueran amenos.
Contexto:
Un relato pautado entre 500 y 1,000 palabras para el desafio semanal de consignia visual #4 del perfil ChickLitEs
Dicho desafio consistía en crear el relato tomando como disparador la siguiente imagen:
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Vidas a través de Tinta y Papel
Ficción General¿Estás seguro/a de qué la realidad supera la ficción? ¿En verdad lo díficil no es saber que todo es posible sino creérnoslo? ¿Confias en qué tu felicidad solo depente de ti? De no tener la respuesta a estas preguntas todas se encaminan a la palabra...