27 de diciembre de 2017.
Laguna Larga, Córdoba.Martina
Eran las ocho y media de la mañana cuando me senté en el desayunador de la cocina con Benicio en brazos. Mamá estaba preparándome un café por lo que le agradecí ya que no había dormido del todo bien porque mi hijo había llorado un poco por la noche.
Estuve hablando un largo rato con mi mamá, hasta que a las diez de la mañana recibí un mensaje del grupo que tengo con Lautaro y Dolores, en este caso, era la última nombrada la que había escrito.
—¿Necesitás que te ayude en algo a la tarde?— le pregunté a mi mamá, quien negó con la cabeza mientras tomaba un mate.—Ah, bueno, porque a la tarde voy a lo de Dolo y Lauti.
Le pedí a mi mamá si podía quedarse unos minutos mirando a Benicio mientras yo aprovechaba para bañarme, y ella aceptó sin problema alguno. Estuve un largo rato relajándome, es el único momento en el que realmente me puedo relajar, tener un hijo de cinco meses no es tarea fácil.
Cuando se acercaba el mediodía, ayudé a mi mamá con el almuerzo y cuando mi papá llegó del trabajo almorzamos los tres juntos, y Benicio nos miraba desde el coche muy atentamente.
Después de comer el helado que había de postre, me levanté de la mesa con mi hijo y ambos nos dirigimos a nuestra habitación. Me cambié, poniéndome mi bikini abajo de mi vestido de verano y a mi bebé le puse su malla y una remera musculosa.
Tomé a Benicio en brazos, mi celular y el bolso del bebé y me dirigí hacia la casa de mis mejores amigos. O sea, crucé la calle. Toqué timbre y esperé unos segundos.
—Hola Romi— saludé a la mamá de mis mejores amigos cuando se hizo presente en el umbral de la puerta.
—Hola Marti, pasen—se hizo a un lado, no sin antes darnos un beso en la mejilla a ambos.
—¿Los chicos?
—Lauti durmiendo la siesta y Dolo está en su pieza, me avisó que ibas a venir.
Le agradecí a Romina y me dirigí a la habitación de mi amiga, y toqué dos veces hasta que sentí un "pasá" del otro lado de la puerta. Dolores al vernos se levantó rápidamente de su cama y me dio un beso en la mejilla para después tomar a Benicio en brazos.
—¿Como está el bebé más lindo del mundo entero?— decía mientras ponía voz rara. No pude evitar reír.
—No creo que te responda... ¿Y vos, como estás?— le pregunté mientras me sentaba en su cama y ella hacía lo mismo.
—Bien, contenta porque llegaron mis tíos y mi abuela de Italia.
—Que lindo, tanto que querías verlos—le sonreí a mi amiga.
—Duermen, se ve que el cambio de horario los mató, aparte ayer nos quedamos hasta tarde. Te hubieses quedado ayer, boluda.
—No quería molestar, aparte ni los conozco a tus tíos y a tu abuela.
—Seguro sí los conoces de vista. Y bueno a Paulo lo conoce todo el mundo— rodó los ojos.
—Y si—dije obvia, ya que su tío era uno de los jugadores de fútbol 'del momento' y estrella de un club de Italia.
Estuvimos hablando un largo rato hasta que decidimos ir al patio y tomar mates, mientras que esperábamos que sean más de las cuatro de la tarde para así podíamos meter a Beni a la pileta. Romina se nos unió y nos había preparado otra torta de chocolate como la de ayer. Amo a esta mujer, ¿ya lo dije?
—Abu, vení, justo estábamos por tomar mates—dijo Dolores cuando una mujer se hizo presente en donde estábamos.
Yo me levanté de la silla en donde estaba sentada para saludarla y ella me sonrió a mi, para luego mirar a Benicio. Si, se lleva todas las miradas, prácticamente yo cuando estoy al lado de él ni existo. Y no los culpo, es que es tan lindo.
—Abu ella es mi mejor amiga, y él es mi sobrino.
—¿Como tu sobrino?—dijo rápidamente— ¿Lautaro tiene un hijo?
Romina, Dolores y yo reímos.
—Que yo sepa no... Pero digo que es mi sobrino porque Marti es como si fuera mi hermana, ¿entendés?
—Ay Dolo, aclará esas cosas antes—dijo mientras yo volvía a sentarme en mi lugar y ella, que no recuerdo el nombre, se sentaba al lado de Romina.
—¿Y ese bombón como se llama?—dijo la abuela de mis amigos refiriéndose a mi hijo.
—Benicio—sonreí.
Romina comenzó a cebar mates mientras que Alicia hablaba de todo un poco y cada tanto me hacía preguntas a mí y Dolores tenía a Benicio en brazos. Más tarde se nos unieron Gustavo, Lautaro y uno de los tíos de los mellizos que, según lo presentó Dolo, se llama Mariano.
Ahora mi mejor amigo era quien tenía a mi hijo en brazos y Dolo les sacaba una foto.
—¿Me voy por unos meses y ya tenés un hijo, Lauti?—se sintió una voz. Me di vuelta para ver de quién se trataba, aunque era algo obvio.
ESTÁS LEYENDO
Home | Paulo Dybala
Fanfic"Siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, ya sea en medio del desierto o de una gran ciudad. Y cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado y todo el futuro pierde completamente su importancia, y sólo exi...