•Capítulo 1•

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Son algo más de las dos de la tarde, y África y yo estamos súper cansados.
Esta última semana ha sido muy dura con los exámenes y eso, y solo nos apetece hundirnos en la cama hasta el próximo cuatrimestre.
Pero como creo que eso es imposible, decidimos volver a casa a comer algo y descansar un poco para estar a tope esta noche. Hemos quedado con media universidad para darle la bienvenida a las vacaciones.

Nada más entrar en casa, Afri se tira en el sofá. Pobrecita, está agotada.
Me pongo de cuclillas junto a ella, y le acaricio la cabeza retirándole los mechones de pelo que le han caído por la frente. Ella cierra los ojos y esboza una pequeña sonrisa.

-¿Tienes hambre?- le pregunto mientras le acaricio la cabeza.

Ella asiente adormilada.

-No pienso cocinar- le susurro.

África sonríe aún con los ojos cerrados.

Le doy un beso en la sien y me levanto.
Pido una pizza por teléfono y voy a mi cuarto. Es una habitación sencilla. La  pared es blanca, y hay un enorme ventanal por el que el sol deslumbra por las mañanas. Vivimos en un octavo piso, así que se ve gran parte de la cuidad desde aquí. Es un edificio moderno, muy moderno, de esos que todo es blanco y de metal gris.
El suelo es de madera pálida, pero yo tengo puesta una alfombra de peluche que cubre gran parte del suelo de la habitación.
El ventanal ocupa casi toda la pared, y pegado a el está la cama. Es una cama grande, y súper súper blandita... cortesía de mis padres. Las sábanas son blancas, y los cojines enormes. Si pudiera me casaría con mi cama.
El escritorio está al lado de la cama, ahora está hecho un desastre...pero bueno, ya lo limpiaré luego.
En la pared de encima de la cama, tengo unas baldas en las que guardo libros y películas. Encima del escritorio hay más, y en general repartidas por la habitación.
Tengo algún que otro póster en la pared, de grupos de música o videojuegos. También tengo pequeñas frases y citas escritas en la pared.

Revuelvo un poco la estantería de encima de la cama buscando una película que ver mientras comemos.

Afri y yo solemos ver muchas pelis, lo bueno es que tenemos gustos similares en algunas cosas, lo malo es que solo coincidimos en las más raras.
Es curioso, hay cosas en las que somos como el hielo y el fuego, o la noche y el día, pero hay otras que nos hacen prácticamente dos gotas de agua.
Nos ponemos de los nervios mutuamente, pero luego nos emocionamos de la misma forma.
Es raro, es como si fuéramos dos mitades de algo.

Conocí a África el primer año de universidad, los dos estudiamos derecho. Nos sentábamos juntos en algunas clases, luego resultó que teníamos amigos en común y empezamos a quedar todos juntos.
Nos hicimos amigos.

Yo antes vivía con mis padres en las afueras, y la universidad está en el centro, y claro, ya estaba un poco cansado de tener que coger veinte mil trenes para ir y venir de clase. Así que cuando Afri me dijo que estaba buscando alguien con quien alquilar algo en el centro... tachan, ahí estuve yo.

Cuando vuelvo al salón, África ya no está en el sofá.

-¿Batman?- dice África detrás de mi y cogiendo la película de entre mis dedos. -Me has leído el pensamiento- camina hasta volver a sentarse en el sofá.

Both sidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora