•Capítulo 2•

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Afri y yo nos sentamos en el sofá a comer pizza y ver la peli de Batman.

Es divertido, los fines de semana solemos ver muchas pelis y series juntos.
La serie que más vemos es Juego de Tronos, y películas dependiendo, cada fin de semana elige uno.
Cuando empezamos a vivir juntos, lo decidimos así, para "conocernos".
Afri dice que una película puede decir muchas cosas de una persona.
Yo antes creía que eso no era del todo así, pero gracias a lo pesada que se puso, descubrí que a ella le encantan los clásicos, en plan Grease o Regreso al Futuro.
Es muy retro, es una de las cosas que me encantan de ella.
Pero también le gustan las películas de animación y como no, las romanticonas al estilo de Los Puentes de Madison.

Y Afri descubrió de mi que soy un "llorica" (así me llama ella), porque me ha pillado muchas veces llorando en los finales emotivos de sus malditas películas.
¡No es justo! ¡Es su culpa!
Me pone pelis bonitas adrede para verme así... (eso le digo yo).

Y así podríamos estar hasta el infinito.

A lo que íbamos, la pizza no dura ni un asalto, y acabamos recostados en el sofá.
Afri ha apoyado su cabeza sobre mi pecho y me ha dejado envolverla con mis brazos.

"Tengo frío Nathan..." ha sido su excusa.

Ejem ejem Afri... tenemos una manta de peluche preciosa justo detrás de mi cabeza.

Pero eh, no he puesto ninguna queja, yo encantado.

Al rato la película termina y ponemos Friends. Dios, no soporto esa serie.
Pero entonces veo que Afri ha cerrado los ojos. Es mi oportunidad, y aprovecho para quitarle el mando de la mano.

-¿Por que cambias?- dice Afri milésimas de segundo después de que hubiera cambiado de canal.

-Estabas dormida Afri- le digo.

-No, no lo estaba- asegura, incorporándose.

-Te faltaba la baba- le picho.

-¡Eres un imbécil!- gruñe fingiendo enfado.

-Un imbécil con mando a distancia "nena"- digo, arqueando ambas cejas.
Meneo el mando en señal de burla y África sé abalanza sobre mi.

Intento zafarme de ella, pero su cuerpo me impide moverme. Extiendo el brazo hacia arriba para que no pueda alcanzar el mando, y ella trata de continuar con el forcejeo.

No se como, acaba sentada a horcajadas sobre mi. Su cara está a centímetros de la mía y estoy empezando a notar que... algo no va bien por ahí abajo...
¡Lo último que quiero es que África lo note!

Tengo que conseguir que se quite de encima mío... así que opto por lo fácil, y le doy el mando a distancia.

-Ten- digo casi en un susurro. Noto que la cara me arde... joder, seguro que estoy rojo como un puñetero tomate.

África sonríe y se muerde el labio ante la imagen que le doy.
¡Para ya, te lo imploro!

Noto su respiración en mis labios, y el calor de su cuerpo sobre mis piernas.

-¿Todo bien?- pregunta, desviando sus ojos hacia abajo... por algún motivo esto le resulta muy divertido, ¡pero no lo es!
No es algo del todo nuevo para mi... pero dios, ahora no es el momento para estar así... maldito seas Nathan.

"Baja, baja, baja, baja, baja..." rezo una y otra vez en mi cabeza.

-Si...- digo con la voz estrangulada.

Nuestras miradas se cruzan, y me inundo en sus preciosos ojos color turquesa.

-¿Quieres hielo para eso?- susurra con la sonrisa más malévola del mundo.

"¡África, en este mismo instante te odio a muerte!" Maldigo para mi.

-¡Africa!- digo, avergonzado y tratando de perder el contacto visual directo con ella.

Antes de continuar, he de decir que si, señoras y señores, soy virgen.
A mis preciosos veintidós años de edad, soy virgen. No he tenido oportunidad de estrenar a mi nuevo yo, y es por eso que está situación me resulta un poco... dejémoslo en incómoda.

Both sidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora