Capítulo II: la secundaria, primer acercamiento a la vida

20 1 0
                                    

Al entrar a la secundaria, he de admitir que mis pensamientos eran un poco de fantasía, me imaginaba que llegaría a tener muchísimos amigos, que conocería a mi primer amor, que todo sería perfecto. Pero como imaginan, no fue nada parecido a eso.

Mis inseguridades seguían en aumento, y el hecho de que mi uniforme de 1ro era un jumper color rosa pastel y yo seguía siendo gorda, pues parecía a un chicle redondo color rosa. Ahora que lo cuento me parece algo gracioso, pero en su momento fue horrible, recuerdo que en invierno, cuando tenía que llevar pantalón, me lo tuvieron que mandar a hacer ya que no había una talla tan grande en existencia, ya se imaginan en ese momento mi autoestima seguía y seguía bajando.

En segundo año empecé a bajar un poco de peso, les contaré algo; quería ser monja, si, suena extraño pero en su momento eso creía, en su mayoría era porque mi pensamiento era: "nadie me querrá, mejor me vuelvo monja". En este año pasó algo que si por bien o por mal perdí mi virginidad, pasó de una forma muy extraña, es verdad, y aún sigo diciendo, nada es como lo imaginas, no fue nada romántico, no fue nada preparado, no fue con una persona que amara. Pero eso, tal vez falsamente, ayudó a mi seguridad.

Y por fin llega el tercer año, mi peso aquí ya era menos, y ya se imaginan, me creía bonita, pero en mi mente parecía lógico que tenía que seguir pensando lo contrario, por lo cual me sentía un día bonita y al siguiente fea. Aquí en tercero empecé a convivir más con mis compañeros, los cuales, uno a día de hoy sigue siendo mi amigo, aunque nunca nos vemos, en ocasiones platicamos. También encontré la que sería hasta el momento mi mejor amiga, la que me acompañaría en exuberante ocasiones y sería mi confidente. Algo divertido fue el caso de que sentía inmensamente la necesidad de tener una pareja, entonces mi mente me jugaba una mala jugada y me enamoraba de medio mundo, claro estaba que nunca llegué a tener novio.

Algo que pasó a lo largo de los 3 años fue que en varias ocasiones traté de cortarme, pero mi intelecto no daba para tanto y creía que un rasguño era suficiente... más adelante me di cuenta que no, que necesitaba sentir más dolor.

Al graduarme sentí un gran alivio, ya no tendría que usar a diario un jumper. Nunca he sido amante de faldas o ropa femenina. 

Mi vida: cómo he vivido y sobrellevado la depresiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora