Capítulo I: todo empezó a los 8 años

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Antes que nada me presentaré, mi nombre es Cristina Armendáriz Dávila, nací un 17 de octubre de 1998 en Delicias, Chihuahua. Crecí en una pequeña familia conformada de mis 2 abuelos maternos y mi mamá, ella se separó de mi papá cuando yo tenía 1 año. Se diría que en mis primeros años fui muy mimada, ya que yo era la única niña de la familia. Desde que nací he sido corpulenta, por lo cual de pequeña era la niña gordita, que sí, de chica es tierno ver a una niña con un exceso de peso, pero llega la edad donde la gente te empieza a decir en modo de ofensa gorda y ahí poco a poco en mi creció la inseguridad, sin embargo yo seguí siendo una niña feliz.

En la etapa de primaria, veía a mi papá en ocasiones en los recreos, un día de ellos, cuando tenía alrededor de 8 años, llegó mi papá a decirme que yo tenía una hermanita, me mostró una foto de ella en su celular, por lo cual pregunté que dónde tenía una foto mía, para esto, él sacó una foto mía de bebé de la cartera, arrugada y algo rota. Desde ese día empezó mi cambio.

Si yo era una niña alegre, con amigos, que le gustaba jugar, bailar, cantar, en sí, era una niña extrovertida; después de ese suceso mi forma de ser cambió, era muy insegura, ya no hacía las cosas como antes, me empecé a alejar de mis amigos, no me gustaba ni ir a educación física, recuerdo que le llamaba a mi mamá por celular en esos tiempos, diciéndole que no quería estar ahí.

A pesar de que en mi casa era más alegre que en la escuela, era evidente que no era igual que antes, por lo cual le comenzó a preocupar a mi mamá. En el proceso de primaria a secundaria, fue la primera vez que asistí al psicólogo; fue algo bueno, si hubo un pequeño cambio, aunque no tan significativo, ya que mis inseguridades nunca se fueron.

Pero no todo fue negativo, aquí conocí lo que en día de hoy es mi afición: Harry Potter, aunque claro, en aquella época no era tan fan como lo soy hoy en día. Es correcto también mencionar las cosas buenas que me pasaron, no todo tiene que ser malo. También en esa etapa nacieron dos videos míticos míos, uno era fingiendo ser una reportera, donde el micrófono solo lo tengo de adorno, el segundo trata de mi bailando la canción de Gloria Trevi pelo suelto, oh que bellos momentos, los veo ahora y me encantan. Es divertido ya que nunca he sido muy buena bailando, más bien parecía lavadora chaca-chaca, además que traía dos coletas más pegadas que parecía así era mi cráneo.

Mi vida: cómo he vivido y sobrellevado la depresiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora