Bakugou sabía que lo del perro era una mala idea desde incluso antes que los descerebrados de sus amigos lo decidieran. Porque claro, sí Kouda tenía un conejo ¿porque no podían ellos tener un perrito? y, es que estaba solo Bakugou. Solo a un lado de la carretera y ¡¡mira sus ojos!! A Bakugou más bien le parecía como una peste a la que se tenían que turnar para cuidar. Que los ojos lo convencieran demostraban totalmente que era una mala idea.
Ser despertado por el saco de pulgas en cuestión y babeando su cara solo confirmo sus sospechas.
La única razón de porque Bakugou no lo hizo explotar en ese momento fue que sabía que sus amigos le darían esa mirada. No la de eres malo, ¿Por qué eres así de malo? Quizás solo necesites un abrazo. No, seria la de eres cruel y no soporto verte. Que a veces era incluso peor.
Pero incluso Bakugou sabía que no debía patear a la pequeña bola de pelo.
Y se lo repitió a si mismo al menos diez veces cuando encontró su cargador y auriculares mordisqueados. ¿y era su tarea esa bola de papeles babeados y con trozos mordidos?
Genial. Él no se iba a enojar. El solo arreglaría el desastre.
Sus manos produjeron pequeñas explosiones. El cachorro lloriqueo y salió corriendo por la puerta abierta ¿Cómo demonios podía la puerta estar abierta? Antes de que Bakugou pudiera indagar más en el tema -dígase preguntarle al cachorro- este había desaparecido.
Dejando marcas de patitas en su piso que antes estaba totalmente libre de gérmenes. Bakugou froto una de las marcas y olio. Chocolate. El día anterior fue el turno de Ashido de cuidarlo, ella adoraba comer chocolate.
Lo que posiblemente explicaba los gritos que se hacían cada vez más fuertes hacia él.
—¡¿Qué le hiciste, Bakugou idiota?! ¡¡Mi bebe está llorando ¿porque está llorando?!!
Ella estaba de pie frente a él, aun con su pijama puesto y ojos furibundos. Kirishima detrás de ella con la peste en sus brazos. Completamente nervioso. Bueno, eso explicaba gran parte del misterio del chocolate y la invasión del cachorro del mal a su cuarto. Bueno, Bakugou también estaba molesto y Mina probablemente debería agradecerle que el no haya hecho nada. Realmente, idiotas.
—¿Qué que le hice? Fue el quien inicio. ¡asesino mi cargador y a mis auriculares! Y...y ¿Cómo demonios entro en mi cuarto?
—¿Cómo quieres que lo sepa? —ella grito de vuelta ganándose mas lloriqueos del cachorro—, ¿Qué le hiciste?
—NADA, NO LE HICE UNA MALDITA COSA Y SE SUPONE QUE TU DEBIAS CUIDARLO, Y NO SOLO IR Y TONTEAR CON EL IMBECIL.
—Chicos... vamos, cálmense. Digamos que solo fue un accidente—Kirishima dijo, soltando una risita. Ganándose una mala mirada de parte de Bakugou.
—¿Qué esta pasando? —una voz interrumpió, haciendo a los tres voltear y encontrarse con Shouji aun en su pijama también.... Y con la máscara puesta, claro. Bicho raro.
—La maldita cosa con patas—Bakugou dijo y como si de un hechizo se tratara este huyo de los brazos de Mina y se escondió tras las piernas del rubio. Quizás porque de alguna extraña manera el perro tenía una fijación extraña hacia Bakugou y también porque siempre que Shouji se acercaba huía.
—No le llames así—Kirishima dijo.
—Eres malo Bakugou-kun
—CALLENSE
—¡No grites! Asustas a Blasty —Mina dijo y Bakugou sufrió un pequeño tic en el ojo como cada vez que alguien mencionaba el nombre del pequeño canino. El a veces odiaba tanto a Kirishima y lo peor es que el maldito perro había adoptado el nombre de inmediato.
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