Tercera parte

6.9K 728 456
                                    


Unos días más tarde, llegó la cena.

Lisa le dijo a Jennie que Sehun no podría venir, pero estaba contento de que hubiese sido invitada. A Jennie le dio igual pues realmente lo invitó por cortesía y no porque realmente quisiera tenerlo dentro de su casa.

Se había arreglado. Su cabello seguía igual de ordenado pero llevaba una camisa y una falda. Su madre le había estado llenado de besos todo el tiempo, repitiéndole lo hermosa que estaba, y Jennie no podía alejar a su madre por mucho que quisiera.

Un poco más tarde, aparecieron los Manoban. La madre, Nadine, vestía un bonito vestido que hizo sentir a la madre de Jennie que no estaba lo suficientemente arreglada. El padre de Lisa llevaba una americana pero los pantalones eran unos normales de tela. Los dos gemelos iban vestidos a juego y Lisa no perdía su estilo marinero.

Se saludaron amistosamente entre todos y Jennie rio al ver a Lisa.

—Comienzo a pensar que no tienes otro tipo de ropa.

—Cállate... —rio y chocaron los cinco, justo después los labios de Lisa colisionaron contra la mejilla de Jennie en un saludo bastante femenino y que Jennie no estaba del todo acostumbrada a hacer—. Me encanta como tiene usted la casa, señora Kim. La ha decorado muy bien.

—Gracias, Lisa —ella sonrió—. Significa mucho para mí que digas eso. Espero que les guste la cena, hacía tiempo que no cocinaba para tanta gente...

—Nosotros hemos traído algo de vino y un pastel —la madre de Lisa asintió.

— ¡Oh! ¡No deberías haberlo hecho!

Mantenían una conversación agradable mientras Jennie y Lisa cada vez comenzaban a acercarse más y a hablarse de diferentes cosas.

— ¿Qué tal suena el piano?

—De lujo —respondió Jennie—. ¿Quieres tocar algo?

—Claro —asintió con la cabeza—. ¿Subimos ahora?

Desaparecieron de aquella estampa familiar y subieron las escaleras en dirección a la habitación de Jennie. Estaba ligeramente cambiada desde la última vez que Lisa estuvo ahí; tenía posters de grupos musicales y una foto de su madre en la mesita de noche. Lisa quiso preguntar por su padre, pero no tuvo el valor.

—Me gusta tu habitación —comentó Lisa—. ¿Sabes que la mía está ahí? —señaló desde la ventana y Jennie observó—. Prácticamente puedo verte cuando te asomas y todo eso.

—Al menos eres tú y no una violadora —rio.

—Oye, quién sabe —levantó las cejas y rio con Jennie—. Bueno, ¿te importa si toco algo?

—Todo tuyo —Jennie retrocedió unos pasos y se sentó en el borde de la cama, que estaba cerca del piano—. Gracias por venir esta noche, por cierto. A mi madre le ha hecho una ilusión tremenda. Tenía miedo de no encajar en el puerto.

Lisa se giró en dirección a Jennie con esa sonrisa que casi nunca se le va de a cara.

— ¿Tú también tenías miedo de no encajar?

Jennie vaciló antes de responder.

—Todo el mundo tiene miedo de no encajar, ¿no?

—Supongo que sí —asintió con la cabeza—. De todos modos, gracias a ustedes por invitarnos. Nos han caído muy bien. Y ya saben que si necesitan algo, pueden venir y pedir sin problemas.

—No queremos abusar.

— ¡Tonterías!

—Nosotros les ofreceríamos algo pero no sé qué ofrecerles exactamente. Lo único que se me da bien es tocar el piano, leer y escribir... poco más —se encogió de hombros. Obvió una última cualidad, pero eso era porque no era demasiado buena.

Hermoso pájaro de verano → jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora