— ¡Lalisa Pranp Manoban! ¡A la embarcación! ¡No hay tiempo que perder!
Lisa levantó la mirada para ver a su padre —quien siempre usaba su nombre completo cuando se enfadaba.
—Jisoo, hablamos más tarde. No me había dado cuenta de la hora que es. Lo siento.
Jisoo observó cómo Lisa se levantaba y salía por la puerta. Frunció los labios y decidió continuar desayunando, esperando hablar con ella más tarde.
Tenía demasiadas cosas que enseñarle. Ya no sólo las grabaciones, si no las fotos que había conseguido hacer. Jisoo parecía invisible en el puerto, parecía que nadie la tenía en cuenta, pero ha sabido sacarle provecho a la situación para poder ayudar a dos personas que realmente lo necesitan, y se sentía como una súper heroína.
Se sumergió en sus propios pensamientos hasta que alguien le sacó de ellos. Alguien que no podía olvidar. De nuevo, los ojos color chocolate y el cabello dorado casi rojizo.
—Hey.
Jisoo observó a Rosé, quien estaba de pie a su lado.
— ¿Te importa si me siento contigo?
Negó con la cabeza y se sentó justo delante de ella. Tenía esa tímida sonrisa dibujada en sus labios, esa sonrisa que obligaba a Jisoo devolverle el mismo gesto.
—He visto lo que has estado haciendo estos últimos días, Jisoo.
Casi se ahogó con el trozo de panqueque y tosió.
— ¿Perdona?
—Lo sé. Te he visto. Sé que has estado espiando a Sungkyung. No entiendo el motivo.
Jisoo se limpió los labios con una servilleta, sin poder dejar de mirar a Rosé. Tragó saliva, buscando las palabras perfectas dentro de su mente para responderle.
No las encontró.
—Le está destrozando la vida a una chica que no tiene la culpa.
—Te refieres a Jennie, ¿verdad? —Rosé preguntó. Al ver que Jisoo asentía con la cabeza, exhaló un suspiro—. Conozco a Jennie. Éramos mejores amigas. De hecho, Sungkyung, ella y yo lo éramos, aunque por separado. Nunca fuimos un grupo.
—Oh. ¿Qué pasó?
—Jennie me protegió cuando Sungkyung y sus amigas se metían conmigo, pero yo nunca le protegí a ella cuando Sungkyung decidió hacerle lo mismo por aceptarse a sí misma. Sungkyung y yo nos hicimos muy amigas, y me daba miedo volver a pasar por la misma mierda otra vez. Lo sé, soy una cobarde —afirmó, asintiendo la cabeza—. Y me arrepiento mucho.
Jisoo se mantuvo callada, sin decir nada, pero Rosé no tardó en romper el silencio.
—Quiero que sepas que apoyo lo que estás haciendo. Jennie es muy buena chica, y ya que ella no me va a hacer caso si le digo que quiero ayudarle esta vez, me alegra saber que tú lo quieres hacer. Gracias.
—Es una de las pocas personas que me ha visto mientras he sido invisible en el muelle. Se puede decir que somos amigas. Creo que es justo que le proteja. Sungkyung y todas sus amigas ya pueden venir desde Seúl o donde sea que vengan, que yo vengo de Gunpo y no le tengo miedo a absolutamente nada.
Rosé rio armoniosamente al escuchar esas palabras, y Jisoo rio justo después con las mejillas enrojecidas y los ojos brillantes.
—Me caes bien, Jisoo.
Jisoo bajó la mirada inmediatamente, aún con las mejillas ruborizadas, y continuó sonriente una vez le miró.
—Y tú a mí también, Rosé.
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Hermoso pájaro de verano → jenlisa
Ficção AdolescenteJennie miraba con positividad su nueva vida. Le era imposible no hacerlo; al fin y al cabo, cualquier cosa sería mejor que su vida en su anterior ciudad. Los ojos oscuros de la chica brillaban cuando levantó su barbilla para mirar el cielo encapotad...