El misionero travieso

5.5K 96 0
                                    

-Sobre la cama- me susurró. 

Habíamos tomado una ducha y estábamos frescos.  Yo esperaba algo..  distinto.  Él me había estado provocando bajo el chorro hasta que estuve desesperada por tenerlo dentro de mí.  Aunque no lo suficientemente desesperada,  al parecer.  Vacilé un instante,  disfrutando de la visión de su mas evidente excitación.
-He dicho que a la cama- gruñó,  y me empujó hasta que perdí el equilibrio y caí. -Eso está mejor-  dijo y me separó las piernas con dureza.  La ducha había sido un más que suficiente preliminar.  Se le veía cómodo dentro de mí,  pero me sorprendió que se conformase con aquella posición tan sencilla.  ¿Habíamos vuelto atrás?

-Esto es todo lo que tienes preparado para mí esta noche?-  Susurré con un tono burlón.  Y todo se precipitó.  Se quedó de rodillas,  me agarró los tobillos y cruzó mis piernas frente a su pecho.  Yo no podía mover las piernas y él empujaba dentro de mí,  con una presión casi dolorosa, pero excitante.

- Esto es lo que tengo preparado para las chicas insolentes-  susurró sin apenas moverse,  frotando lentamente la base de su pene sobre mi clítoris.  Me apretó los tobillos con fuerza mientras yo trataba de apartarme,  sin que perdiéramos en ningún momento el contacto visual. -No luches,  disfruta.  Estás bajo mi control.

Apreté sus fuertes muslos con la palma de mis manos,  tratando de poner freno a la oleada de calor que crecía en mi interior.
-Túmbate por completo y pon las manos sobre la cabeza- obedecí y él se balanceó todavía más suavemente mientras mi cuerpo se tensaba,  precipitándonos hacia un final apoteósico que,  ambos podíamos sentirlo,  se acercaba como si de una tormenta distante se tratara.

Sí, Señor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora