II

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La rutina de la mañana anterior se repitió con todo y el golpe al despertador para que dejara de taladrarle los tímpanos. Sakuretsu no era precisamente madrugadora, y eso se le notaba en la cara de dormida que todavía tenía cuando estaban todos sentados en la mesa para desayunar.

Sus compañeros, la mayoría al menos habían tenido la decencia de quitarse la pijama y ponerse ropa de andar por casa. No era su caso. Ni el de Saya, que estaba al extremo izquierdo de la mesa con la misma cara de dormida. Ni el de Asha, que aunque no estaba tan adormilada, sí que se veía distraída jugando con sus mechones de cabello crema y haciéndose un par de trenzas a los lados de la cabeza.

—Lindo pijama, Sakuretsu —escuchó a su derecha la voz de uno de sus compañeros: Tetsu, que tenía el cabello castaño avellana y pecas por las mejillas—. ¿Son vacas?

—Sakuretsu tiene un pijama de ella misma —dijo Haru, arrancando risitas de varios en la mesa.

Ciertamente. Era un conjunto de seda azul bebé, de esos típicos de mangas largas y botones. Tenía estampadas vacas, por toda la extensión de tela. Además de eso, tenía pantuflas enormes con forma de patas de oso sumamente peludas, que se veían cómodas. Ella insistía en que usarlas era como caminar sobre una nube; eran sus pantuflas favoritas.

—Deja de joder si no quieres terminar con el culo incinerado. —Gruñó. Tenía un codo apoyado sobre la mesa y la mejilla sobre la mano.

Aún estaba cansada del entrenamiento del día anterior, y en su piel de leche se podían empezar a ver hematomas. Ciertamente Saya le había pateado el trasero, pero podía alardear que también había dejado a la prodigio de la 2-A un poco maltratada, por lo que veía de las manchas moradas que empezaban a verse en ella.

—Tengo una pregunta —Asha se estaba llevando un pedazo de tortilla a la boca, cuando alzó una mano—: ¿vamos a continuar con el ritual de desayunar juntos antes de ir a clases? Porque me gusta dormir y ahora que vivimos cerca de la ua, puedo hacerlo durante media hora más, más o menos.

—Deberíamos intentarlo, nos ayuda a estrechar nuestros lazos —y ese era Tatsu, el hermano gemelo de Tetsu.

Tenían un quirk particular. Podían fusionarse en un solo ser enorme que en ese estado tenía ciertas habilidades sobre-humanas como super fuerza, super velocidad, y ese tipo de cosas de película de ciencia ficción.

—Como si fuéramos a trabajar todos juntos cuando seamos héroes profesionales —Sakuretsu puso los ojos en blanco.

Saya rió entre dientes.

—No, pero el trabajo en equipo es importante.

—Se pueden meter su trabajo en equipo por donde mejor les quepa. Cuando vayan al examen de licencias provisionales, ya verán que no les sirve de nada. —Bueno, hoy se había levantado de un humor peliagudo.

La silla rompió el silencio incómodo cuando la arrastró para levantarse, y luego el sonido de las puertas del ascensor abrirse y cerrarse para llevar a Kyūzō de vuelta a su helado cuarto.

La silla rompió el silencio incómodo cuando la arrastró para levantarse, y luego el sonido de las puertas del ascensor abrirse y cerrarse para llevar a Kyūzō de vuelta a su helado cuarto

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