IV

243 40 4
                                    

Panic! At the disco sonaba en sus audífonos cuando iba de camino a su salón predilecto. No estaban nada lejos desde el edificio de residencias, pero eso no evitaba que disfrutara un par de canciones durante el corto camino de 20 minutos. Eso eran cuatro o cinco canciones al menos.

Llegó al aula que estaba casi llena ya, sólo faltaban Haru y Asha, a quienes había dejado peleando por la última panqueca en la mesa. Su asiento favorito era el último de la fila de la izquierda porque estaba junto a la ventana y podía observar los jardines de la ua y de paso recibir las escasas corrientes de aire que se colaban raramente durante el verano.

Suspiró y se dejó caer pesadamente en el asiento.

Su mirada se paseó por el aula, terminando en la chica que se sentaba a su derecha. Tenía la piel de un exquisito color moreno, y su cabello, un desordenado mohicano, recordaba las imágenes de las mujeres a la moda pin-up clásica. Sus brazos y cuello estaban llenos de tatuajes. También su espalda y muslos, Sakuretsu lo había visto.

Era todo parte de su quirk, que le permitía materializar esos tatuajes. De hecho, dudaba si eran tatuajes reales porque se movían por su cuerpo como si tuvieran vida propia. Podía, a simple vista, divisar los dragones y las quimeras. La chica era toda una obra de arte andante. Su nombre era Zia.

Ella notó la atención que le daba la pelirroja, y le guiñó un ojo como si fueran cómplices de algo.

Sus compañeros de clase eran bien particulares. Al principio los aborrecía totalmente, recordaba los viejos días de primer año que se reducían a odiar a todos los que compartían clases con ella, escuchar rock pesado y hundirse en depresión auto-provocada por ninguna razón en particular. Cosas de pre adolescente. Quién iba a decir que terminarían llevándose tan bien y de paso, viviendo juntos en el mismo edificio.

Estaba dibujando distraídamente en su libreta cuando Haru y Asha entraron seguidos de Midnight, quien tenía una gran sonrisa en el rostro.

—Hoy el entrenamiento será compartido con la clase 1-A.

Cómo no. Debió habérselo imaginado, si el día anterior habían entrenado con la clase 3.

—Vayan a los vestidores a cambiarse. Nos veremos en el campo de entrenamiento en treinta minutos.

Lo que significaba que iban a entrenar con la clase donde estaba Bakugō Katsuki. Aimi se sentaba diagonal a ella, y se medio volteó para dirigirle una miradita, de esas que no necesitas decir nada para dar a entender todo lo que quieras. Sakuretsu se hundió en su asiento.

Vaya suerte.

Bakugō estaba rechinando sus dientes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Bakugō estaba rechinando sus dientes. Tenía las manos metidas en los bolsillos y gruñía guturalmente con su habitual ceño fruncido, escuchando a Kirishima y Kaminari hablar animadamente del entrenamiento con la clase 2-A.

BnHA ▶ B A K U H A T S UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora